22º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año. Semana 2ª del Salterio.
Jesús, camino hacia la plenitud
Comienza el camino de la cruz para Jesús; pero no solo para él sino que también para sus discípulos. Un camino marcado por la necesidad de ir a Jerusalén, sufrir, morir y resucitar. Jesús asume las consecuencias de enfrentarse con las fuerzas de la injusticia, representadas por los miembros del Sanedrín y el Tribunal Supremo. Quiere sellar una alianza con el hombre, pero una alianza que está lejos de ser un contrato, ya que el contrato obliga por la fuerza de la ley; la alianza con Dios obliga por la fuerza del amor.
La Iglesia es una alianza de amor y a ella esperamos responder no por normas o por un mero cumplir, sino por amor a Jesús. Un amor que Pedro resistió, porque aún no entendía para qué había venido Jesús. Las palabras del Maestro son fuertes: “¡Retírate, Satanás!”. Pedro piensa como los hombres y no como Dios.
Enfrentados a discernir qué es lo mejor para nuestras vidas, casi siempre terminamos haciendo cualquier cosa, menos la voluntad de Dios. El pensar y el actuar al modo de Jesús ya no conviene; entonces, fabricamos un Jesús a imagen y semejanza de nuestros propios intereses.
Configurar la vida como quiere Jesús es tarea solo para valientes. Son pocos los que están dispuestos a renunciar a sí mismos y cargar la cruz… No se trata de dejar de ser lo que somos o de negar los anhelos y metas de cada uno. El discípulo de Jesús no se pertenece; por tanto, pertenece a la familia de Jesús y ha de estar disponible para las urgencias del Reino. Jesús no nos dijo que sería tarea fácil seguirlo, pero sí nos animó.
Nos olvidamos que existe un valor más alto, al que todo lo demás queda subordinado y no es esta vida terrena, sino la unión con Jesús. La búsqueda del cristiano es encontrar la vida donándose. Lo que aún no está asumido es que donar la vida supone arriesgarla.
“… el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.” Mt 16, 25.
P. Fredy Peña T., ssp
1ª LECTURA Jer 20, 7-9
Lectura del libro de Jeremías.
¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has prevalecido! Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí. Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: “¡Violencia, devastación!”. Porque la palabra del Señor es para mí oprobio y afrenta todo el día. Entonces dije: “No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su nombre”. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por contenerlo, pero no podía. Palabra de Dios.
Comentario: El fuero más íntimo del profeta queda al descubierto. Lo que era una vocación de amor se ha constituido en una imposición. No obstante, él busca discernir el querer de Dios frente a sus propias convicciones y seguridades. ¿Cómo encontrar la voluntad de Dios y confiarnos más en ella? ¿Dónde hemos depositado nuestra confianza?
SALMO Sal 62, 2-6. 8-9
R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.
Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R.
Sí, yo te contemplé en el santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. R.
Así te bendecirá mientras viva y alzaré mis manos en tu nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios. R.
Veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas. Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene. R.
2ª LECTURA Rom 12, 1-2
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Palabra de Dios.
Comentario: La Iglesia, como cuerpo de Cristo, debe tomar conciencia de los límites de su función específica, ya que el plan de Dios siempre involucra a toda la comunidad. Sin embargo, es la actitud sacrificial la que nos lleva a que todo servicio por la Iglesia sea con plena responsabilidad y gratuidad.
ALELUIA Cfr. Ef 1, 17-18
Aleluia. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluia.
EVANGELIO Mt 16, 21-27
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: “Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá”. Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”. Palabra del Señor.
Comentario: La promesa de Cristo podía ser malentendida, con relación a su señorío como Mesías. En este sentido, Pedro no quiere asumir riesgos y busca el camino fácil. Por eso, la recriminación de Jesús es dura; pero a la vez, iluminadora: El Mesías, el Hijo de Dios, tiene que padecer, morir y resucitar para que sea la vida la que determine el valor de las cosas y sea valorada en su justa medida.