2º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Ahí viene el Cordero de Dios
Muchas veces, en la liturgia, escuchamos las palabras “Cordero de Dios”. Es más, el sacerdote nos invita a recibir la comunión presentándonos al “Cordero de Dios”. Frente a sus discípulos, Juan el Bautista indicó a Jesús con palabras que se pueden traducir en “Ahí viene el Cordero de Dios”, y quienes lo escucharon comprendieron perfectamente lo que les quería decir.
Relacionar al “Cordero”, aunque sea “de Dios”, con Jesús, actualmente nos puede resultar extraño. No todos los que viven en el campo conocen bien un cordero, menos todavía los habitantes de las grandes ciudades, que hoy son mayoría.
En cambio, quienes escuchaban a Juan celebraban todos los años la Pascua. Sacrificaban un cordero para la fiesta, celebraban la liberación de Egipto y hacían referencia al profeta Isaías que hablaba de un “Siervo de Dios”, que sería llevado como cordero manso, inocente, cargando los pecados, al matadero. Juan precisa que este cordero -Jesús, el elegido de Dios-, es presentado por el Espíritu Santo y que con él siempre estará. Reconocer en Jesús al Cordero era aceptarlo como redentor de los pecados en lugar de los animales, en el reconciliador de Israel, en la piedra fundamental de una nueva alianza de Dios con los hombres. También estaba en la memoria de todos, la disponibilidad de Abraham de sacrificar a su hijo, cuando Dios le enseñó que no aceptaba sacrificios humanos y le puso a disposición un cordero.
Nosotros, los cristianos, también fuimos bautizados y recibimos la misma misión de Jesús. No solo la de ser “corderos inmaculados”, vivir cristianamente, sino también la de liberar a nuestros hermanos cargando sobre nosotros parte de sus pecados, sufrimientos y límites.
Puede ser que la imagen del cordero continúe siendo lejana para nosotros, pero su significado cristiano nos toca personalmente a todos, todos los días. Porque todos los días la cruda realidad de la vida nos hace ver la necesidad de liberar a nuestros hermanos y liberarnos nosotros mismos de nuestras cadenas…
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios (Jn 1, 34).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia de hoy nos invita a seguir a Cristo, el Cordero de Dios, que ha venido a salvar al mundo y que nos asocia a su misión salvadora.
PRIMERA LECTURA Is 49, 3-6
Guía: El profeta Isaías es llamado por Dios a ser luz de las naciones para que lleve la salvación a todos.
Lectura del libro de Isaías.
El Señor me dijo: «Tú eres mi Servidor, Israel, por ti Yo me glorificaré». Pero yo dije: «En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza». Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, habla el Señor, el que me formó desde el vientre materno para que Yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a Él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; Yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra».
Palabra de Dios.
SALMO Sal 39, 2. 4. 7-10
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: «Aquí estoy». R.
«En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón». R.
Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor. R.
SEGUNDA LECTURA 1Cor 1, 1-3
Guía: Pablo recuerda a los cristianos de Corinto que están llamados por Dios a ser santificados en Jesucristo.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos aquéllos que en cualquier parte invocan el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 1, 14. 12
Aleluia. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. A todos los que la recibieron les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Aleluia.
EVANGELIO Jn 1, 29-34
Guía: Juan el Bautista da testimonio: “Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Juan Bautista vio acercarse a Jesús y dijo: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A Él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él fuera manifestado a Israel». Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”. Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios».
Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Al comenzar el tiempo ordinario, llamado “per annum”, ponemos ante el Señor el pan y el vino de nuestros sacrificios cotidianos, con el compromiso de una vida santa.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La comunión con Cristo –el único pan de vida– debe hacernos “un corazón y una alma sola” con él y con los hermanos.
DESPEDIDA
Guía: Dios sigue siendo el Emanuel: Dios con nosotros. Valoremos su presencia amiga en lo cotidiano. Que su palabra sea luz para nuestros pasos y nos reconforte en nuestro caminar.