4º domingo durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año. Semana 4ª del Salterio.
Felices ustedes
Cuando escuchamos la lectura de las bienaventuranzas nos entusiasman. Son muy bellas, y hasta imaginamos que podemos ponerlas en práctica. Pero después nos encontramos con un mundo agresivo y competitivo, y nos damos cuenta de que estamos optando por un proyecto muy difícil y a contramano de lo que piensan todos. Así, las bienaventuranzas pueden quedar entre los lindos ideales pero imposibles.
Jesús no era un soñador y vendedor de utopías; vivió en este mundo, tan agresivo que lo crucificó. Por eso, pide que cambiemos la lógica de nuestro razonar y proceder, como él lo hizo, pagando el costo de ser corderos en medio de lobos, como nos profetizó, si caminamos en su nombre.
El asumir las bienaventuranzas nos cambia porque nos transforman el corazón y también puede cambiar el mundo. Dios no es el omnipotente que mira como los hombres se destrozan: siente debilidad por los últimos, por las periferias de la historia y de la sociedad donde cantan victoria los potentes.
Jesús nos pide tener alma de pobres y no adjudicarse la lógica y los sentimientos de los poderosos que dominan a los demás y acumulan bienes. No nos pide ser miserables e indigentes, sino abiertos al que necesita más que nosotros.
Nos pide conservar el corazón lleno de hambre de justicia, pero no la sed de enviar a los tribunales a todos los transgresores, sino mantener como ideal de nuestra vida la santidad, que es como mejor traduce la palabra justicia en la Biblia.
¿Quién puede llenar los corazones de ideales y darnos paz, sino quien ganó la paz para sí mismo y para los demás? Eso lo logra aquel que vive por los demás renunciando a su propio éxito porque sabe que solo en Dios Santo puede depositar toda la esperanza y confianza.
Hoy Jesús te quiere hacer feliz y te enseñó el secreto: las bienaventuranzas.
“Felices ustedes”, Mt 5, 11.
P. Aderico dolzani, ssp.
1ª LECTURA Sof 2, 3; 3, 12-13
Lectura de la profecía de Sofonías.
Busquen al Señor, ustedes, todos los humildes de la tierra, los que ponen en práctica sus decretos. Busquen la justicia, busquen la humildad, tal vez así estarán protegidos en el día de la ira del Señor. Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe. Palabra de Dios.
Comentario: El pueblo y sus instituciones mantienen en el mundo la continuidad de una historia y son necesarios para conservar los valores que Dios quiere transmitir a los hombres. Pero solo entre los humildes es donde habrá que buscar el espíritu de la revelación y de los profetas.
SALMO Sal 145, 7-10
R. Felices los que tienen alma de pobres.
El Señor mantiene su fidelidad para siempre, hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. el Señor libera a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos. El Señor protege a los extranjeros. R.
Sustenta al huérfano y a la viuda; y entorpece el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, reina tu dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.
2ª LECTURA 1Cor 1, 26-31
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles. Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios. Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: “el que se gloría, que se gloríe en el Señor”. Palabra de Dios.
Comentario: Todos tienen su lugar y su misión en la Iglesia, pero las comunidades pobres tienen un rol esencial. Dios cuenta con los pobres para evangelizar a los ricos e incluso a la jerarquía.
ALELUIA Mt 5, 12
Aleluia. Alégrense y regocíjense, porque tendrán una gran recompensa en el cielo. Aleluia.
EVANGELIO Mt 4, 25-5, 12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados Hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús no felicita a los que han hecho buenas acciones, ni entrega una regla de vida para ser feliz. Sencillamente, proclama que es una suerte pertenecer a tal o cual categoría, que la mayoría de los hombres considera una debilidad, una mala suerte o un obstáculo para tener éxito. Todos los que tenemos alguna herida somos los primeros llamados al Reino de Dios.