28° durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio Dominical durante el año.
Invitación con traje de fiesta incluido
Hoy, el evangelio cuenta una historia del folclore popular de la Palestina de ese tiempo, para mostrarnos la generosidad de Dios. Un rey quiso invitar a todos sus súbditos a las bodas de su hijo. Una fiesta espectacular con los mejores vinos, la mejor comida y la mejor música.
Los hombres de todos los tiempos y de todas las culturas desean ser invitados a las grandes fiestas sociales, quieren asistir y hasta falsifican las invitaciones y se exponen al ridículo. Ser invitado es ser reconocido y tenido en cuenta.
Ser bautizados es más que ser invitados a la fiesta de Dios, es vivir, día tras día, la fiesta del amor de Dios. Es ser amados y motivo de fiesta y de alegría. Dios no me invita a un funeral, me invita a una boda, un acontecimiento de amor, feliz, alegre.
Los israelitas, los primeros invitados, cumplidores de los mandamientos de Moisés, ignoraron la invitación de Jesús. No querían saber nada de cambiar sus costumbres por la novedad del evangelio. Protestaron contra la nueva vestimenta: la de quiero misericordia y no sacrificios.
La religión, con normas y preceptos humanos previsibles, es más fácil de cumplir que un camino de fe guiado por el Espíritu, siempre imprevisible; y si por única ley tiene el amor sin límites, está más allá de lo que humanamente se puede pensar y practicar. Los paganos, y entre ellos nosotros, los segundos invitados, llenaron la sala del banquete, formaron el nuevo pueblo de Dios, la Iglesia de Jesús. No hay distinciones, pero hay que llevar la vestidura blanca inmaculada.
La vestidura blanca la recibimos en el bautismo. Es el traje de fiesta, regalo de Dios, para el banquete al que Dios nos invita. Nada puede impedir el ingreso a la fiesta porque, si se nos mancha el traje, hay otro esperándonos a la entrada, el del perdón.
Así invita Dios a su fiesta, con la invitación, acompaña el traje de regalo.
“Amigo, ¿cómo has entrada aquí sin el traje de fiesta?” (Mt 22, 11).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Nada mejor para prepararnos a la eucaristía de hoy que el Salmo 69: “Oh Dios, ven a salvarnos, Señor date prisa en socorrernos; tú eres nuestro auxilio, no tardes”.
1ª LECTURA Is 25, 6-10
Guía: Dios prepara un banquete para su Pueblo e invita a todos a comer de su palabra y a estrechar con él una alianza eterna.
Lectura del libro de Isaías.
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados. Él arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho Él, el Señor. Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!». Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña. Palabra de Dios.
SALMO Sal 22, 1-6
R. El Señor nos prepara una mesa.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
2ª LECTURA Flp 4, 12-14. 19-20
Guía: Pablo afirma que nada ni nadie podrá separarlo del amor de Cristo: ni en la vida ni en la muerte. Claro ejemplo para los cristianos de todos los tiempos.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Hermanos: Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada. Yo lo puedo todo en Aquél que me conforta. Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades. Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.
Aleluia Cfr. Éf 1, 17-18
Aleluia. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluia.
EVANGELIO Mt 22, 1-14
Guía: Jesús siente compasión por la gente que le sigue, ávida de su palabra. La multiplicación de los panes encierra múltiples lecciones: alusión a la eucaristía e invitación a compartir con las personas.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los fariseos, diciendo: El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero éstos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: «Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas». Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: «El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren». Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. «Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?». El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: «Átenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes». Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos. Palabra del Señor.
O bien más breve: Mt 22, 1-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero éstos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: «Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas». Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: «El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren». Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: El pan y el vino que presentamos al altar sean símbolos de nuestra hambre y sed de Dios.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Reflexionemos con la palabra de Dios: Nos diste, Señor, un pan del cielo, un pan que contiene todo deleite y satisface todo deseo.
DESPEDIDA
Guía: El Señor nos ha hablado, nos ha alimentado con su eucaristía; así fortalecidos, anunciemos a todos el amor salvador de Cristo.