Motivación de entrada
Nos preparamos a la eucaristía de hoy con un solemne acto de fe: “En tu poder Señor, está todo; nadie puede resistir a tu decisión. Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que hay bajo el cielo. Tú eres dueño del universo” (Libro de Ester).
Acto penitencial
Entre los pecados que nos aquejan, queremos pedir perdón hoy por las rebeliones a la voluntad de Dios, conocida pero no aceptada en nuestra vida: por habernos puesto fuera de su proyecto.
Lecturas bíblicas
Primera lectura: Génesis 2, 4. 7. 18-24.
Dios crea al hombre y a la mujer en perfecta igualdad. El amor que los une hace de los dos una sola persona: un vínculo que nada ni nadie puede romper.
Segunda lectura: Hebreos 2, 9-11.
Jesús ha experimentado la muerte para bien de todos. Destinado a llevarnos a la gloria, Dios lo probó con el sufrimiento.
Evangelio: Marcos 10, 2-16 (o bien: 10, 2-12).
Jesús reafirma con fuerza el plan de Dios acerca del hombre y la mujer: unidos en matrimonio deben hacer realidad la palabra del Señor: “El hombre no debe separar lo que Dios ha unido”.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
El pan y el vino que ofrecemos, fruto de muchos granos, fruto de una buena tierra y de la fatiga humana, llegue a ser signo, por nuestro amor, de la unidad de la familia humana.
Comunión
Unidos a Cristo, meditamos la reflexión de san Pablo: “Uno solo es el pan, y nosotros, aun siendo muchos, somos un solo cuerpo, porque todos compartimos un único pan y un único cáliz” (1 Cor 10, 17).
Despedida
Con nuestro testimonio de auténticos cristianos, vayamos a comunicar a todos: Dios existe, vive y se nos ha revelado como Padre misericordioso en Jesucristo.