Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
El Cielo es gratis
Puede ser que Jesús haya contado esta parábola en la plaza de un pueblo de Galilea, al ver a quienes no tenían tierras propias y esperaban ser contratados para ganarse el pan del día. ¿Cómo ayudar a esta pobre gente a comprender que Dios es bueno?
Jesús les habló de un señor que contrató a todos los que pudo. Él mismo fue a la plaza una y otra vez, durante todo el día. Al final de la jornada, aunque el trabajo había sido muy desigual, a todos les dio un denario: lo que una familia necesitaba para vivir.
El primer grupo protestó, no porque recibían más o menos dinero. Los ofendió que “ha tratado a los últimos igual que a nosotros”. La respuesta del señor al que hace de portavoz es admirable: “¿Vas a tener envidia porque yo sea bueno?”.
La parábola es tan revolucionaria que, seguramente, después de veinte siglos, es difícil tomarla en serio. ¿Será verdad que Dios es bueno incluso con aquellos y aquellas que apenas pueden presentarse ante él? ¿Será verdad que, en su corazón de Padre, no hay privilegios basados en el trabajo más o menos meritorio de quienes han trabajado en su viña durante mucho más tiempo y en situaciones difíciles?
Todos nuestros esquemas se tambalean cuando hace su aparición el amor infinito de Dios. Por eso, no entendemos que Jesús se olvide de los “buenos”, cargados de méritos, y se acerque a los que no tienen derecho a recompensa alguna: pecadores que no observan los mandamientos o prostitutas que rondan lejos de los templos.
Nosotros sabemos hacer nuestros cálculos, y hasta cumplir con ciertas prácticas para asegurarnos una gracia, pero Dios es bueno con todos. No toleramos su bondad infinita hacia todos. Nos parece que Dios tendría que dar a cada uno según su merecido. Menos mal que Dios no es como nosotros. Desde su corazón de Padre, sabe entenderse bien con todos sin hacer acepción de personas, hasta con las que nosotros rechazamos.
“Los últimos serán los primeros y los primeros serán últimos” (Mt 20, 16).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Hoy nos preparamos a la eucaristía dominical con la reconfortante palabra de la Escritura: “Yo soy la salvación del pueblo, dice el Señor. Cuando me llamen desde el peligro, yo los escucharé y seré para siempre su Señor”.
1ª LECTURA Is 55, 6-9
Guía: El profeta llama al pecador a convertirse, a dejar el pecado y buscar al Señor, él está cerca y perdona.
Lectura del libro de Isaías.
¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al Señor, y Él le tendrá compasión; a nuestro Dios, que es generoso en perdonar. Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes. Palabra de Dios.
SALMO Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18
R. El Señor está cerca de aquéllos que lo invocan.
Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable! R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquéllos que lo invocan, de aquéllos que lo invocan de verdad. R.
2ª LECTURA Flp 1, 20-26
Guía: Nadie como Pablo ha vivido tan intensamente su existencia cristiana hasta poder afirmar: “Para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia”.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Hermanos: Estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo. Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús. Palabra de Dios.
ALELUIA Cfr. Hech 16, 14
Aleluia. Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluia.
EVANGELIO Mt 19, 30?20, 16
Guía: A través de una hermosa parábola, Jesús nos revela que el Padre Dios ama a todos, a todas las horas, paga a todos por igual, pues esa paga –el premio– es pura gracia de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: «Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: “¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?” Ellos les respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”. El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?” Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos». Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Presentemos con manos limpias nuestras ofrendas al Señor, mientras nos disponemos a recibir sus bienes con amor de hijos.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Recordemos que la comunión con Cristo no es ni puede ser algo ocasional, sino un encuentro que transforme toda nuestra vida.
DESPEDIDA
Guía: Hemos compartido el pan de la palabra y del sacramento: vayamos a compartirlo generosamente con quienes encontraremos hoy y en la semana que comienza.