De la feria. Verde.
Semana 12ª durante el año. Semana IV del Salterio.
No tengan miedo
El testimonio de los profetas y de los primeros cristianos evidenciaba que era imposible ser discípulo de Cristo si no se pagaba un alto costo de persecución o martirio. La persecución correspondía a una lógica del anuncio evangélico y le ocurrió a Jesús. Hoy le sucede lo mismo a toda persona que quiere ser fiel a Dios. La expresión “no tengan miedo” refuerza la idea de que anunciar el evangelio es para valientes. La palabra temer, en este caso, significa obedecer.
Este miedo había llevado a algunos de la comunidad a una forma alternativa de testimonio, se buscaba “acomodar” el mensaje de Jesús para llevarlo a una cuestión más intimista o de sacristía. Pero Jesús dice lo contrario, “lo que está encubierto será descubierto”, es decir, su mensaje ha de proclamarse hasta las últimas consecuencias, sin faltar a la verdad, “caiga quien caiga”. La lucha por la justicia, muchas veces, choca contra los intereses mezquinos de algunos y se corre el riesgo de recibir amenazas de diferentes sectores sociales. Por ejemplo: Quienes creen que la mujer tiene la potestad para decidir si abortar o no, nos coloca como enemigos de los derechos de la mujer, sobre todo al insistir que este no ha de practicarse, porque atenta contra la vida e incluso de la misma mujer.
También la aversión al extranjero y la avaricia descargan rabia contra los derechos de los inmigrantes que la Iglesia defiende. Habrán muchos poderosos que se consideren dueños de las vidas humanas, pero el único verdadero dueño es Dios, incluso de la vida aparentemente insignificante de los pájaros. Jesús nos revela a un Dios que conoce a cada uno de sus hijos y que tiene contados cada uno de sus cabellos. No nos dice que nada malo nos sucederá, pero nada de lo que nos llegue a pasar dejará de estar en sus manos.
Por tanto, si ni siquiera escapan a él estas pequeñas cosas, ¿cómo no se va a preocupar por sus hijos con solicitud de padre? Por eso, no debemos temer, porque tenemos a un Dios que bajo su mirada benévola y providente siempre cuida de sus hijos.
“No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma”, Mt 10, 28.
P. Fredy Peña, ssp.
1ª Lectura Jer 20,10-13
Lectura del libro de Jeremías. Dijo el profeta Jeremías: Oía los rumores de la gente: «¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos! ». Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza». Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable. Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque Él libró la vida del indigente del poder de los malhechores! Palabra de Dios.
Comentario: “Los enemigos del profeta quedarán avergonzados…”. Quizás estas palabras pueden sonar poco creíbles, sobre todo cuando los enemigos de los profetas muestran todo su poder y usan todo tipo de armas para aniquilarlos. Porque esperamos el día en que la vergüenza se exprese en el rostro de estos. Esperamos, con paciencia y seguridad que los profetas serán los verdaderos triunfadores en la vivencia cotidiana.
SALMO
Sal 68, 8-10. 14. 17. 33-35
R. Respóndeme, Dios mío, por tu gran amor.
Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian. R.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad. Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor, por tu gran compasión vuélvete a mí. R.
Que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos. Que lo alaben el cielo, la tierra y el mar, y todos los seres que se mueven en ellos. R.
2ª Lectura Rom 5, 12-15
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir. Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos. Palabra de Dios.
Comentario: El pecado, obra exclusivamente humana, es a la vez el grito del hombre que clama por la misericordia divina. Ningún pecado humano agota el perdón de Dios. Pablo cree que el pecado, representado en el primer Adán, se puede revelar en el misterio del amor de Dios mostrado en la muerte y resurrección de otro hombre, Jesús.
ALELUIA Jn 15, 26. 27
Aleluia. «El Espíritu de la Verdad dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 10, 26-33
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus apóstoles: No teman a los hombres. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que Yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre de ustedes. También ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, Yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero Yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres. Palabra del Señor.
Comentario: “La causa de la Buena Noticia no es una causa perdida, aunque a veces lo parezca; no es un proyecto humano, sino de Dios, quien dará fortaleza y confianza a los que se comprometen con ella. Él los cuida y de él dependen el mundo y la historia. Jesús anticipó con su vida esta pasión por Dios y por su pueblo” (comentario de la Biblia de nuestro pueblo; Luis Alonso Schökel).