24º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Solo puede perdonar quien puede amar
La parábola del rey que perdona una deuda infinita a un deudor que no es capaz de perdonar ni la más pequeña falta a un compañero, no necesita explicación. Las parábolas se explican solas, lo difícil es aplicarlas a nuestra vida.
La frase del evangelio “perdonar setenta veces siete”, no la podemos entender literalmente como que hay que perdonar 490 veces, o 7 siete veces a la potencia 70. Quiere decir que siempre hay perdón, porque perdonar no es un acto del cristiano, sino una actitud de vida de quien sigue a Jesús, porque él nos pide perdonar como nos perdona Dios, sin límites.
En el tiempo de Jesús, los rabinos decían que un buen judío perdonaba hasta cuatro veces. Pedro es más generoso y añade otras tres. Siete era un número que indicaba plenitud. Jesús deja en claro que no es suficiente, porque quien cuenta cuántas veces perdona, en realidad, está contando las ofensas y no las perdona.
Sólo puede perdonar quien ama de verdad. No es fácil perdonar, porque no es fácil amar. Va en contra de todos los instintos y en contra de lo razonable. La inteligencia nunca nos convencerá de que tenemos que perdonar, sino de lo contrario, de que tenemos razón en hacernos valer y hacer justicia.
¡Qué difícil es armonizar el perdón con la justicia! Nuestra cultura occidental no es superior a las demás, tiene sus debilidades. En parte es fruto del cristianismo, pero también del racionalismo griego, del código romano y de las filosofías modernas. El cristianismo resultante, el nuestro, no es el mismo que vivieron Jesús y las primeras comunidades.
En nuestra sociedad, está muy acentuado el sentimiento de la justicia, de una justicia racional e implacable, que, muchas veces, esconde el afán de la venganza. Jesús predicó en una cultura muy diferente, la oriental. Para nosotros es difícil vivir a fondo el sentido humano del evangelio y perdonar siempre sin contar las ofensas.
“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18, 22).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Nuestra asamblea dominical debe ser un lugar de conversión, de cambio en todo sentido, para vivir acordes al proyecto que Dios tiene sobre cada uno de nosotros.
1ª LECTURA Ecli 27, 30—28, 7
Guía: Esta lectura nos ofrece una enseñanza que anticipa el evangelio: perdona la ofensa de su prójimo y entonces por su oración se le remitirán sus pecados.
Lectura del libro del Eclesiástico.
El rencor y la ira son abominables, y ambas cosas son patrimonio del pecador. El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados. Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados. Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados! Él, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará sus pecados? Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en la corrupción y en la muerte, y sé fiel a los mandamientos; acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa. Palabra de Dios.
SALMO Sal 102, 1-4. 9-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.
No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
2ª LECTURA Rom 14, 7-9
Guía: La diversidad no debe contraponer a las personas; todos somos del Señor y tenemos que obrar para él.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos. Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 13, 34
Aleluia. «Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como Yo los he amado», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 18, 21-35
Guía: El perdón cristiano –si es verdadero– no conoce límites de personas, de pueblos, de circunstancias. Es siempre como el amor de Dios que ama perdonando.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Se acercó Pedro y dijo a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: “Dame un plazo y te pagaré todo”. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: “Págame lo que me debes”. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: “Dame un plazo y te pagaré la deuda”. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: “¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?” E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos». Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Los dones que juntos ofrecemos sirvan para la salvación de todos. Es gracia de Dios y también respuesta nuestra.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: En un mundo que explota los instintos (¡a veces los más bajos!) pedimos que Jesús, recibido en la eucaristía, sea la fuerza que mueva nuestra vida.
DESPEDIDA
Guía: Cristo ha estado con nosotros; ha hecho su “pascua” con nosotros. Vayamos ahora a anunciar que, gracias a él, hemos pasado de la muerte a la Vida.