No hay felicidad más honda, más profunda, que hacer lo que Dios quiere. No hay como cumplir su voluntad.
Pero hay maneras y maneras de cumplir la voluntad de Dios. Podríamos cumplir de un modo externo, superficial, los mandamientos de Dios. Naturalmente, eso no agrada al Señor. Quien obra así podrá hacer y ofrecer cosas al Señor, pero no entregará su corazón.
Podríamos cumplir los mandamientos por temor al castigo, o por temor a las consecuencias de esos actos. Tampoco ese es el modo adecuado de vivir la moral cristiana. No debemos vivir los mandamientos con actitud temerosa, que es propio de esclavos, sino por gratitud a él.
Podríamos vivir los mandamientos por amor al premio. Esto no está del todo mal, pero no podemos desarrollar una actitud de “mercenario”, que cumple para recibir la paga. Se precisa la gratuidad. Podemos cumplir los mandamientos sin humildad, con la soberbia y la arrogancia de creer que somos nosotros mismos la causa de nuestra salvación, y felicidad. Nos llenamos así de nosotros mismos. Y no nos salvamos del peor enemigo de nuestra salvación, nuestro propio ego.
En la liturgia de la Palabra de esta celebración, el Señor nos querrá invitar a cumplir la voluntad de su Padre, saliendo de un cumplimiento falso. Será muy exigente. Pero Dios no pide imposibles. Esta celebración es para pedir esa gracia.
Comisión Nacional de Liturgia
La vida cristiana es un camino. Nos reunimos hoy, como cada domingo, haciendo un pequeño alto en ese camino. Así podemos volver a pedir la gracia para seguir glorificando a Dios con nuestra vida, que encuentra aquí su fuente y su cumbre.
Las decisiones de los hombres no son indiferentes. ¿Qué es lo que hay más allá de cada opción que hacemos en nuestra vida? El Sabio de esta lectura nos trae una respuesta.
Lectura del libro del Eclesiástico. Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que agrada al Señor. Él puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano. Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque grande es la sabiduría del Señor, Él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas. Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y Él conoce todas las obras del hombre. A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
R. Felices los que siguen la ley del Señor.
Felices los que van por un camino intachable, los que siguen la ley del Señor. Felices los que cumplen sus prescripciones y lo buscan de todo corazón. R.
Tú promulgaste tus mandamientos para que se cumplieran íntegra-mente. ¡Ojalá yo me mantenga firme en la observancia de tus preceptos! R.
Sé bueno con tu servidor, para que yo viva y pueda cumplir tu palabra. Abre mis ojos, para que contemple las maravillas de tu ley. R.
Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos, y yo los cumpliré a la perfección. Instrúyeme, para que observe tu ley y la cumpla de todo corazón. R.
San Pablo se conmueve al pensar la magnitud de la sabiduría de Dios. ¡Cuánto nos supera! Pero esa sabiduría la conocemos por Jesucristo. Escuchemos al Apóstol.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto. Hermanos: Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que Él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; aquélla que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, «lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman». Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
Aleluia. Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluia.
“Se les dijo; ahora yo les digo”. Jesús nos trae la más sorprendente novedad, la que sólo él puede cumplir en plenitud. Y nosotros sólo si estamos en él.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: «No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal». Pero Yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio». Pero Yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: «No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor». Pero Yo les digo que no juren de ningún modo. Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
El cristianismo no es sólo un código moral. Muchas personas creen que es sólo eso: un estilo de vida. Naturalmente, es mucho más. Es una persona, Jesús. Un acontecimiento: la obra de la salvación. Y también una moral, porque conocerlo transforma nuestra manera de vivir. ¿Cómo Cristo ha cambiado mi vida?
M. Como bautizados en una misma fe, y en la certeza de que en Cristo podemos interceder por las necesidades del mundo y de la Iglesia, elevamos nuestra oración.
1.- Por todos los miembros de la Iglesia, para que el reconocimiento de Cristo como nuestro salvador nos anime a dejarnos transformar por su gracia. Roguemos al Señor.
R. Escúchanos, Señor, te rogamos.
2.- Por nuestra Patria; por quienes tienen o tendrán responsabilidades públicas. Para que impere en ellos el deseo de servir a los demás. Oremos. R.
3.- Por los que sufren; por aquellos que ignoran la enseñanza del Señor. Para que el ejemplo de los cristianos resplandezca e ilumine a todos los que quieren hacer el bien. Oremos. R.
4.- Por los miembros de nuestra comunidad que pueden tener unos días de vacaciones. Para que sea un tiempo para fortalecer una sana amistad y los vínculos familiares. Oremos. R.
(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)
M. Todas estas súplicas te las presentamos llenos de confianza a ti, Señor, que eres Dios y vives y reinas por los siglos de los siglos.
Para las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión de enfermos.
M. A ti, Padre, que nos muestras tu voluntad para que podamos alcanzar la más plena felicidad, te alabamos en este domingo, día del Señor.
R. Alabado seas, Señor.
1.- Porque tu sabiduría eterna; con ella has hecho el Universo entero. R.
2.- Porque nos has revelado tu voluntad, la que hace dichosos a quienes la siguen. R.
3.- Porque tu palabra es alimento para nuestra vida y luz para todas nuestras decisiones. R.
4.- Porque nos regalas tu bendición, especialmente este día, para poder bendecirte y darte gracias. R.
M. Te damos gracias y te bendecimos. Y porque somos tus hijos, nos atrevemos a decir: Padre nuestro…
Alma bendice al Señor/ No me mueve mi Dios para quererte/ Cada vez que te recibo, Señor/ Canción a María.