El 1 de enero de 2019 la Iglesia celebra la LII Jornada Mundial de la Paz, cuyo tema principal será La buena política está al servicio de la paz. Esta mañana se realizó en Roma la presentación del mensaje que el Papa Francisco ha preparado para esta ocasión, contenido que fue dado a conocer por el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el reverendo Mons. Bruno Marie Duffé, Secretario del mismo dicasterio.
En el mensaje, el Papa aborda la importancia que tiene la actividad política para logar la paz y el bienestar de los pueblos, al señalar que “la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo. La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad”.
Además, Francisco resalta que la buena política debe ser capaz de promover la participación de los jóvenes y la confianza en el otro, por cuanto “la política favorece la paz si se realiza reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona”. Además, sostiene en el mensaje, cada persona debe aportar su propia piedra para la construcción de la casa común, dejando de lado la desconfianza y los beneficios personales para construir juntos la paz. “Hoy más que nunca, nuestras sociedades necesitan “artesanos de la paz” que puedan ser auténticos mensajeros y testigos de Dios Padre que quiere el bien y la felicidad de la familia humana”, sostiene.
Para el Papa, la paz es el fruto de un proyecto político que se funda en la responsabilidad recíproca y la interdependencia de los seres humanos, desafío que, en su opinión, necesita ser acogido día tras día, trabajando sobre tres dimensiones: la paz con nosotros mismos, la paz con el otro y la paz con la Creación. “Dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo. Y este ofrecimiento está dirigido a todos los hombres y mujeres que esperan la paz en medio de las tragedias y la violencia de la historia humana”, escribe.
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