“Un toque del Espíritu Santo” de Tomás Campos, es un texto que nos invita a descubrir y reconocer la acción sanadora y liberadora del poder de Dios en la vida del hombre, uno de los grandes misterios de la fe cristiana. Al mismo tiempo, nos enseña que si queremos desprendernos de nuestras heridas y ataduras, debemos estar dispuestos a hacer un ejercicio de amor y de opción por Cristo.
De acuerdo al autor, todo fenómeno extraordinario, todo fenómeno místico es iniciativa de Dios, no se puede provocar. De este modo, si queremos salvarnos del mal que nos aqueja, o que intenta corrompernos, es fundamental abrir nuestra mente y espíritu al Señor, usando para ello como instrumento la oración sincera, humilde y valiente. Solo a partir de ello podremos aceptar que el Espíritu Santo actúa para la salvación de los hombres.
A través de sus páginas, el libro nos introduce al don de la liberación, un ministerio de servicio por medio del Espíritu Santo para ayudar a las personas necesitadas y aquejadas por algún mal. Y en ese proceso, la gracia de perdonar, tan bien ejemplificada por Cristo cuando nos exime de culpa desde la Cruz, es una clara muestra de cómo se debe vivir el amor y la misericordia que nos liberan de las ataduras y nos conectan con Él.
El Espíritu de Dios quiere comunicarse con cada uno de nosotros en cuerpo, alma y espíritu. El autor nos da la clave para experimentar su fuerza sanadora: debo hacer lo que es probable que no haya hecho, debo darle autorización al Espíritu Santo para que entre en esa zona misteriosa, esa área donde se anidan ciertas heridas y resentimientos.
Hay enfermedades del cuerpo y del alma que el Señor puede sanar. Debemos ser capaces de abrirle nuestro corazón y mantenernos fieles en la fe, de modo de ser como la vid que se entrega a Dios y da frutos en abundancia. El Espíritu Santo quiere estar con nosotros hoy, para dejar de ser esa especie de gran desconocido que nos espera o que nos mira desde el Cielo. Por el contrario, Campos nos dice que está actuando aquí y ahora, para mostrarnos que está vivo. Y en ese sentido, el ejercicio del carisma de sanación es una manifestación que el Espíritu está en nosotros y puede actuar a través de nosotros, para manifestarse en iniciativas restauradoras. Sólo de ese modo podremos encontrar el camino para sanar algún área de nuestra propia historia.