De la feria. Verde.
San Pedro Crisólogo, obispo y doctor (ML). Blanco.
Lectura del libro del Éxodo.
Moisés tomó la Carpa, la instaló fuera del campamento, a una cierta distancia, y la llamó Carpa del Encuentro. Así, todo el que tenía que consultar al Señor debía dirigirse a la Carpa del Encuentro, que estaba fuera del campamento. Siempre que Moisés se dirigía hacia la Carpa, todo el pueblo se levantaba, se apostaba a la entrada de su propia carpa y seguía con la mirada a Moisés hasta que él entraba en ella. Cuando Moisés entraba, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la Carpa del Encuentro, mientras el Señor conversaba con Moisés. Al ver la columna de nube, todo el pueblo se levantaba, y luego cada uno se postraba a la entrada de su propia carpa. El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué –hijo de Nun, su joven ayudante– no se apartaba del interior de la Carpa. Moisés invocó el Nombre del Señor. El Señor pasó delante de él y exclamó: “El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad. Él mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación”. Moisés cayó de rodillas y se postró, diciendo: “Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que éste es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia”. Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la Alianza, es decir, los diez Mandamientos.
Palabra de Dios.
Comentario: Moisés es el amigo de Dios y conductor del pueblo de Israel. En sus encuentros con Quien le había confiado la misión comprende que el Dios de Israel es comprensivo y misericordioso con los israelitas. Continuamente Moisés tiene que interceder ante Dios para que no los abandone y al pueblo recordarle que no olvide a su Dios.
R. ¡El Señor es bondadoso y compasivo!
El Señor hace obras de justicia y otorga el derecho a los oprimidos; Él mostró sus caminos a Moisés y sus proezas al pueblo de Israel. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente. R.
No nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen. R.
Cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. Como un padre es cariñoso con sus hijos, así es cariñoso el Señor con sus fieles. R.
ALELUYA
Aleluya. La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre. Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña en el campo”. Él les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y éstos quitarán de su Reino todos los es cándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!”
Palabra del Señor.
Comentario: La explicación de la parábola se desplaza de la coexistencia entre el trigo y la cizaña a la suerte de los buenos y de los malos. Para no ser sorprendidos, mejor es preguntarnos diariamente: ¿Merece la pena lo que estoy realizando? ¿Contribuye o no para que el Reino de Dios nazca y crezca en mí y en los demás?
griE?inP?Pt-autospace:none’>Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús propuso a la gente esta parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, ésta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas”. Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”. Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin ellas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: «Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo».
Palabra del Señor.
Comentario: Las dos parábolas nos muestran cómo el Reino de Dios nace desde la humildad y crece lentamente con la gracia y el esfuerzo diario. Como las semillas y las plantas, el Reino necesita ser protegido de aquellos que viven preocupados demasiado por sí mismos, por la ambición, por el poder y el dinero, antes que por el servicio.