De la feria. Verde. San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia (ML).
Lectura del libro del Génesis.
Sarai, la esposa de Abrám, no le había dado ningún hijo. Pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar. Sarai dijo a Abrám: “Ya que el Señor me impide ser madre, únete a mi esclava. Tal vez por medio de ella podré tener hijos”. Y Abrám accedió al deseo de Sarai. Ya hacía diez años que Abrám vivía en Canaán, cuando Sarai, su esposa, le dio como mujer a Agar, la esclava egipcia. Él se unió con Agar, y ella concibió un hijo. Al ver que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. Entonces Sarai dijo a Abrám: “Que mi afrenta recaiga sobre ti. Yo misma te entregué a mi esclava, y ahora, al ver que está embarazada, ella me mira con desprecio. El Señor sea nuestro juez, el tuyo y el mío”. Abrám respondió a Sarai: “Puedes disponer de tu esclava. Trátala como mejor te parezca”. Entonces Sarai la humilló de tal manera, que ella huyó de su presencia. El ángel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial –la fuente que está en el camino a Sur– y le preguntó: “Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?”. “Estoy huyendo de Sarai, mi dueña”, le respondió ella. Pero el ángel del Señor le dijo: “Vuelve con tu dueña y permanece sometida a ella”. Luego añadió: “Yo multiplicaré de tal manera el número de tus descendientes, que nadie podrá contarlos”. Y el ángel del Señor le siguió diciendo: “Tú has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá enfrentado a todos sus hermanos”. Después Agar dio a Abrám un hijo, y Abrám lo llamó Ismael. Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abrám tenía ochenta y seis años.
Palabra de Dios.
O bien más breve: Gn 16, 6-12. 15-16
Sarai, la esposa de Abrám, humilló a Agar de tal manera, que ella huyó de su presencia. El Ángel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial –la fuente que está en el camino a Sur– y le preguntó: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?» «Estoy huyendo de Sarai, mi dueña», le respondió ella. Pero el Ángel del Señor le dijo: «Vuelve con tu dueña y permanece sometida a ella». Luego añadió: «Yo multiplicaré de tal manera el número de tus descendientes, que nadie podrá contarlos». Y el Ángel del Señor le siguió diciendo: «Tú has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá enfrentado a todos sus hermanos». Después Agar dio a Abrám un hijo, y Abrám lo llamó Ismael. Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abrám tenía ochenta y seis años.
Palabra de Dios.
Comentario: Dios tarda en complacer a Abrám con su promesa. Sara, su esposa, se abre a la alternativa que su esposo busque su primogénito con la esclava, y a asumirlo como propio. Al quedar embarazada, Agar no piensa lo mismo. Queda claro que era Dios quien quería formar un Pueblo y manejaba plazos distintos a los pensamientos humanos.
R. ¡Den gracias al Señor porque es bueno!
¡Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor! ¿Quién puede hablar de las proezas del Señor y proclamar todas sus alabanzas? R.
¡Felices los que proceden con rectitud, los que practican la justicia en todo tiempo! Acuérdate de mí, Señor, por el amor que tienes a tu pueblo. R.
Visítame con tu salvación, para que vea la felicidad de tus elegidos, para que me alegre con la alegría de tu nación y me gloríe con el pueblo de tu herencia. R.
ALELUYA Jn 14, 23
Aleluya. “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él”, dice el Señor. Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?’. Entonces Yo les manifestaré: ‘Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal’. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande”. Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque Él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor.
Comentario: En el evangelio de ayer, Jesús identificaba a falsos profetas. Hoy universaliza la crítica y la abre a todos, diciendo que para entrar en el Reino de los Cielos no bastan las bonitas palabras o las grandes obras. Es necesario en ponerse a disposición de Dios y preguntarse: ¿Qué quieres, Señor, de mí?