Las personas mayores no solo son las más vulnerables ante el nuevo coronavirus por su edad sino porque, además, tienen un alto índice de enfermedades crónicas y de salud mental. Según datos del Ministerio de Salud, uno de cada cuatro mayores de 65 años es diabético y el 75 por ciento de este grupo etario tiene hipertensión. Además, uno de cada cinco tiene depresión y es en esta población donde se concentra el mayor riesgo de suicidio.
Las cifras no son alentadoras y, si a eso se le suma la pandemia, los familiares y cuidadores deben estar en alerta. Para Ingrid Fergusson, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica del Maule (UCM), “Esta situación de crisis que nos genera un estado de incertidumbre, lo más probable es que la sintomatología ansiosa pueda intensificarse más o aparezca. Respecto a otros trastornos de base que puedan tener como trastornos depresivos o síntomas depresivos, hay que estar muy atento porque la situación de aislamiento los enfrenta a una mayor vulnerabilidad, por lo que es necesario mantener vías de contacto más constantes”, indicó.
Para Fergusson, lo importante es “generar una rutina diaria que los mantenga activos, porque lo que se necesita es tener una sensación de control de nuestra vida y la rutina lo que hace es estructurarnos y darnos control sobre nuestro espacio íntimo que es nuestra casa”, afirmó.
Además, “los cuidadores pueden ayudar a descubrir intereses o viejas habilidades” y las familias deben organizarse para “tener un contacto diario porque hay un porcentaje importante de personas mayores que viven solas”, aunque lo recomendable es que la conversación no se centre en la pandemia, recomendó.
Si manifiestan un temor “más allá de lo esperable” o “actitudes como permanecer mucho tiempo en cama pudiendo levantarse a hacer algunas tareas domésticas, que tenga trastornos de sueño, es decir, que duerma mucho o menos de lo habitual, que haya alteración en los hábitos alimenticios”, son señales de alerta para los cuidadores, advirtió Fergusson.
CUIDADOS
Carol Rodway, académica de Enfermería de la UCM y especialista en Gerontología y Geriatría, hace hincapié en que los cuidadores deben conocer la rutina habitual de las personas mayores porque en esta etapa , “las enfermedades se manifiestan de forma distinta, de hecho, muchas patologías infecciosas no siempre van a estar acompañadas de fiebre sino con decaimiento o pérdida de funcionalidad, por eso es importante saber qué cosas hacen normalmente para saber que, si las dejan de hacer, puede estar ocurriendo algo”, dijo.
Verificar que estén tomando los medicamentos de acuerdo a la prescripción y que no están alterando las dosis, también es relevante y, en caso de que presenten dificultad respiratoria y, por tanto, llevar a la persona a un servicio de urgencias, al ingresar al domicilio “todos tenemos que protegernos, no solo la persona mayor, debemos usar guantes y mascarillas”, sostuvo.
Rodway recordó que mantener las medidas de higiene es fundamental: lavado constante de manos, taparse con el antebrazo o con un pañuelo desechable al toser o estornudar y restringir el contacto físico.