Unas 150.000 personas –entre peregrinos, voluntarios, sacerdotes, obispos, ciudadanos panameños y turistas- asistieron a la ceremonia de apertura de la JMJ Panamá 2019 en el Campo Santa María la Antigua, ayer martes 22 de enero.
La Eucaristía fue presidida por Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta y, concelebrada por varios arzobispos, obispos, sacerdotes participantes de la JMJ. Durante la Homilía el Arzobispo de Panamá, agradeció a Dios por permitir ser la sede de la Jornada Mundial de la Juventud 2019, donde el tema de reflexión es alusivo a la Virgen María, con el lema “He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu Palabra”.
Agradeció al Papa Francisco la confianza y la oportunidad de vivir una jornada donde se abordan temas centrales de la juventud indígena, afrodescendiente, migrante y los problemas que aparecen en su entorno como el narcotráfico, la trata humanos, la delincuencia y otros males sociales que afligen a la juventud.
Monseñor Ulloa también mostró su gratitud a los miles de jóvenes, indicando que “este país es desde ahora la capital de la juventud del mundo, donde podrán compartir sus sueños, esperanzas y proyectos”, y que, “con la fuerza del Espíritu Santo, se comprometan a hacer la revolución del amor, que no será fácil, pero tampoco imposible con la confianza en Dios”.
“Nuestro pueblo está preparado para recibirlos, para compartir sus tradiciones, la riqueza multiétnica y pluricultural, pero muy especialmente para compartir la alegría de la fe en un Dios, que está actuando entre nosotros, en nuestra historia personal y comunitaria”, exaltó Ulloa.
El Arzobispo de Panamá señaló los retos de los jóvenes frentes al mundo de ahora: “a veces los adultos pensamos que los jóvenes no quieren escuchar, que son sordos y están vacíos. Sin embargo, la realidad es otra. Les hace falta orientación, acompañamiento, pero sobre todo que los puedan escuchar”.
Recalcó que los jóvenes son los protagonistas de esta JMJ. “Ellos son los verdaderos protagonistas para los cambios y las transformaciones que requiere la humanidad y el mundo”. Los invitó también a confiar en la Virgen María e imitar su disponibilidad: “el hecho de confiar nos es sólo pedirle su intercesión en todo sino es imitarla y ser como ella”.
También destacó que todos están llamados a la santidad y que ser santo nos permite salir de la corrupción espiritual y material, de todo aquello que nos causa mal y ofende a Dios. “Ser Santo no es un mito, es una realidad palpable. Y que lo vemos en la vida de los santos de la JMJ: San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, San Juan Diego, José Sánchez del Río, San Juan Bosco, Sor María Romero Meneses, San Oscar Romero y Juan Pablo II. La entrega generosa de sus vidas por Dios y el prójimo le hizo llegar a la santidad”, destacó.