Con la misa de Miércoles de Ceniza en la Catedral de Santiago, se dio inicio a la Cuaresma. En la oportunidad el Arzobispo Celestino Aós se refirió a la crisis social del país e hizo un llamado a que “leamos los signos de los tiempos con los ojos de la fe, para orientar la dirección del cambio. Convertirnos en la dirección de Jesús”. En su homilía señaló también que “rezamos por todos, por aquellos que han fallecido, los que han sido heridos, en cualquier forma y de donde sean (…) sólo pedimos que juntos descubramos que nuestra patria tiene visión de entendimiento y no de enfrentamiento” (…) la violencia nos daña profundamente y no puede sino ser rechazada y combatida con los instrumentos de la ley”.
Monseñor Aós enfatizó también la importancia que debe tener el tiempo de Cuaresma para todos los cristianos. “La Cuaresma, es una parte de nuestra vida cristiana; la vida cristiana y la Cuaresma no se vive solo; se vive en comunidad, en fraternidad. La Cuaresma es tiempo de más oración por los demás: por los pecadores de la propia Iglesia y por los que no conocen o rechazan a Jesucristo”, indicó.
Recordó también que la Cuaresma es la oportunidad para mirar a Jesucristo para convertirse de verdad a la fe y comprometerse con Él. “Convertirse es cambiar; que cambie no solo lo exterior, sino que vivamos una transformación interior. Convertirse es cambiar: urge que leamos los signos de los tiempos con los ojos de la fe para orientar la dirección del cambio. Convertirnos en la dirección de Jesús: habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo, se donó por nosotros”, precisó.
El arzobispo de Santiago aprovechó también de hacer un llamado a mirar la realidad que enfrentamos hoy y la necesidad de mirar con mayor claridad los problemas para, de este modo, concentrarnos en buscar soluciones a los problemas de fondo que aquejan a nuestra sociedad. “La violencia nos daña profundamente y no puede sino ser rechazada y combatida con los instrumentos de la ley. Un daño evidente es que nos impide mirar con más claridad los problemas y concentrarnos en buscar soluciones. Pero por eso mismo hay que abordar los problemas de fondo, pues ‘una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia”, dijo.
En ese sentido, manifestó también que “un camino esencial para la paz es la participación social y la acción política”. En sus palabras, “no hace bien el retraimiento de los ciudadanos de la acción sociopolítica ni el desprestigio y desdén hacia la política y los políticos. Tampoco es buena la tendencia a quedarse en slogans, en descalificaciones generales y en una mirada de la realidad en blanco y negro, pues no contribuye a mejorar la política y la manera de enfrentar los problemas, ni sirve la mirada ingenua y acrítica, que no considera la corrupción y el predominio de los intereses personales y de grupo, tan presentes en la vida económica y social”.
Después, el Arzobispo de Santiago llamó a crear redes de oración, de amor, y señaló que todos los que se unen a la cruz de Jesucristo encuentran valor al sufrimiento, al fracaso e, incluso, a la muerte. “En esta Cuaresma y en este momento de nuestra historia“, manifestó, los enfermos, accidentados, ancianos y pobres, “tienen un aporte insustituible que ofrecer“. Añadió que “en la cruz de Jesucristo se nos presentan todas las violencias; y las condenamos todas, por eso rezamos por todos“.
Terminada la homilía los obispos, sacerdotes y diáconos procedieron imponer la ceniza en la frente de cada asistente con el signo de la cruz y con la frase “Conviértete a Jesucristo y cree en el Evangelio”, haciendo presente que esta vida terrenal es pasajera y es necesario prepararse para la vida eterna del cielo.
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