El Santo Padre prosiguió esta mañana su ciclo de catequesis sobre el tema del discernimiento indicando en esta ocasión los criterios que pueden ayudarnos a comprender la bondad de una elección realizada. De hecho, Francisco afirmó que es importante permanecer atentos incluso después de haber tomado una decisión para “captar los signos que la confirman”. Y subrayó que la libertad es una característica de la criatura humana que no actúa por miedo al Señor, sino para responder a su amor.
Uno de estos criterios – dijo el Papa – es la presencia de un sentimiento interior de “paz duradera” que traiga armonía a la propia vida. Y a modo de ejemplo explicó: “Si tomo la decisión de dedicar media hora más a la oración, y después me doy cuenta de que vivo mejor los otros momentos del día, estoy más sereno, menos ansioso, desempeño con más cuidado y gusto el trabajo, también las relaciones con algunas personas difíciles se vuelven más fáciles…: todos estos son signos importantes que van a favor de la bondad de la decisión tomada. La vida espiritual es circular: la bondad de una elección es beneficiosa para todos los ámbitos de nuestra vida. Porque es participación en la creatividad de Dios”.
Otro criterio es sentir que la decisión tomada no procede del temor a Dios, sino como “posible signo de respuesta al amor y la generosidad del Señor hacia mí“, prosiguió diciendo el Pontífice. Mientras otro aún es “la conciencia de sentir que uno ocupa su lugar en la vida y forma parte de un plan mayor, al que desea ofrecer su contribución“.
Además, el Obispo de Roma explicó que una persona “puede reconocer que ha encontrado lo que buscaba cuando su jornada se vuelve más ordenada“, cuando los diversos aspectos de su existencia se armonizan y es capaz de afrontar “las dificultades con energía y fortaleza renovadas“.
Otro signo más de la confirmación de que se va por el buen camino según el Papa “es el hecho de permanecer libres respecto a lo que se ha decidido, dispuestos a cuestionarlo”. Y explicó la motivación de esto: “No porque quiera privarnos de lo que nos es querido, sino para vivirlo con libertad, sin apego. Sólo Dios sabe lo que es verdaderamente bueno para nosotros. La posesividad es enemiga del bien, mata el afecto, tengan cuidado con esto. Los numerosos casos de violencia en el ámbito doméstico, de los que, lamentablemente tenemos frecuentes noticias, surgen casi siempre de la pretensión de poseer el afecto del otro, de la búsqueda de una seguridad absoluta que mata la libertad y asfixia la vida, convirtiéndola en un infierno”.
El Santo Padre recordó una vez más que el Señor nos ha creado libres, porque sólo en la libertad se puede amar, y ofrecer a Dios “lo que más queremos” nos permite vivirlo como un don que viene de Él “sabiendo que nuestra vida, así como toda la historia, está en sus benévolas manos“. Además, el Papa señaló que en esto consiste “el temor de Dios”. Un temor que expulsa todas las demás preocupaciones porque, como dice san Pablo: “Todo lo puedo en Aquel que me da fuerzas“. Y agregó: “Reconocer esto es fundamental para tomar una buena decisión, y nos tranquiliza sobre lo que no podemos controlar ni predecir: la salud, el futuro, los seres queridos, nuestros planes. Lo que importa es que nuestra confianza esté puesta en el Señor del universo, que nos ama inmensamente y sabe que podemos construir con Él algo maravilloso, algo eterno“.