En su primera audiencia general del mes de septiembre, el Papa Francisco continuó desarrollando su catequesis sobre la Carta de san Pablo a los Gálatas. Esta vez hizo una relación sobre todos los temas abordados hasta ahora y señaló: “En las catequesis precedentes hemos visto cómo el apóstol Pablo muestra a los primeros cristianos de Galacia el peligro de dejar el camino que han iniciado a recorrer acogiendo el Evangelio. De hecho, el riesgo es el de caer en el formalismo y renegar la nueva dignidad que han recibido”.
Francisco afirmó que hoy se trata de reflexionar sobre la segunda parte de la Carta a los Gálatas. En la primera, Pablo “ha hablado de su vida y de su vocación: de cómo la gracia de Dios ha transformado su existencia, poniéndola completamente al servicio de la evangelización”. En este segundo momento, “interpela directamente a los Gálatas: les pone delante de las elecciones que han realizado y de su condición actual, que podría anular la experiencia de gracia vivida”.
El Pontífice subraya que esta interpelación no viene acompañada de expresiones corteses, sino de términos genéricos como: “gálatas” o “insensatos” y sostuvo: “Son insensatos porque no se dan cuenta que el peligro es el de perder el tesoro valioso, la belleza de la novedad de Cristo. La maravilla y la tristeza del Apóstol son evidentes. No sin amargura, él provoca a esos cristianos para recordar el primer anuncio realizado por él, con el cual les ha ofrecido la posibilidad de adquirir una libertad hasta ese momento inesperada”.
PREGUNTAS PARA SACUDIR CONCIENCIAS
“El apóstol dirige a los gálatas preguntas, en el intento de sacudir sus conciencias”, éstas, indicó el Papa son “interrogantes retóricas”, porque, los gálatas saben que “la palabra que habían escuchado de Pablo se concentraba sobre el amor de Dios, manifestándose plenamente en la muerte y resurrección de Jesús”.
“El intento de Pablo” – afirmó Francisco-, “es poner en un aprieto a los cristianos para que se den cuenta de lo que hay en juego y no se dejen encantar por la voz de las sirenas que quieren llevarlos a una religiosidad basada únicamente en la observancia escrupulosa de preceptos”.
Luego precisó: “Al comienzo de su llegada a la fe, estaba la iniciativa de Dios, no de los hombres. El Espíritu Santo había sido el protagonista de su experiencia; ponerlo ahora en segundo plano para dar la primacía a las propias obras sería de insensatos. La santidad viene del Espíritu Santo y es la gratuidad de la redención de Jesús: esto nos justifica”,
¿CÓMO VIVIMOS LA FE?
“San Pablo nos invita también a nosotros a reflexionar sobre cómo vivimos la fe”, insistió el Papa y cuestionó la manera en que los hombres y mujeres la viven hoy en dia: “¿El amor de Cristo crucificado y resucitado permanece en el centro de nuestra vida cotidiana como fuente de salvación, o nos conformamos con alguna formalidad religiosa para tener la conciencia tranquila? ¿Estamos apegados al tesoro valioso, a la belleza de la novedad de Cristo, o preferimos algo que en el momento nos atrae, pero después nos deja un vacío dentro?”.
Luego, el Pontífice insistió sobre este punto: “Lo efímero llama a menudo a la puerta de nuestras jornadas, pero es una triste ilusión, que nos hace caer en la superficialidad e impide discernir sobre qué vale la pena vivir realmente”.
El Papa finalizó su catequesis subrayando que “no obstante todas las dificultades que nosotros podemos poner a sus acciones, Dios no nos abandona, sino que permanece con nosotros con su amor misericordioso. Pidamos la sabiduría de darnos cuenta siempre de esta realidad”.