Esta mañana, el Papa Francisco abordó en su catequesis de los días miércoles la paternidad de José, destacando el valor y el amor que tuvo para asumir el rol de padre en la Sagrada Familia. Además, el Pontífice recordó a los presentes que no basta con traer al mundo un hijo para ser papá o mamá, sino que es fundamental hacerse cargo de él responsablemente. También llamó la atención sobre el ejemplo de quienes han decidido adoptar un hijo, viviendo así una de las formas más sublimes de maternidad y paternidad. En ese sentido, hizo un llamado a las instituciones para facilitar los procesos de adopción, y así cumplir el sueño de los niños que necesitan una familia, y de los esposos que desean acogerlos en sus hogares y brindarles su amor.
Al comenzar la catequesis, el Santo Padre explicó el carácter de padre putativo con que presentan a José los evangelistas Mateo y Lucas, y recordó la tradición del levirato que existía en Israel, de acuerdo a la cual si varios hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del difunto no se casará fuera con un hombre de familia extraña. Su cuñado se llegará a ella, ejercerá su levirato tomándola por esposa, y el primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano difunto; así su nombre no se borrará de Israel (Dt 25, 5-6). “En otras palabras, el padre de ese hijo es el cuñado, pero el padre legal sigue siendo el difunto, que atribuye al neonato todos los derechos hereditarios. El objetivo de esta ley era doble: asegurar la descendencia al difunto y la conservación del patrimonio”, precisó el Papa.
De este modo, y como padre oficial de Jesús, “José ejerce el derecho de imponer el nombre al hijo, reconociéndolo jurídicamente. Jurídicamente es el padre, pero no generativamente, no lo engendró”, continuó desarrollando Francisco, describiendo como, en esos tiempos, el nombre era el compendio de la identidad de una persona por lo que dar el nombre a alguien o a algo significaba afirmar la propia autoridad sobre lo que era denominado.
“José sabe ya que para el hijo de María hay un nombre preparado por Dios ―el nombre a Jesús se lo da el verdadero padre de Jesús, Dios― el nombre “Jesús”, que significa “El Señor salva”, como le explica el Ángel: «porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Este aspecto particular de la figura de José nos permite hoy hacer una reflexión sobre la paternidad y sobre la maternidad. Y esto creo que es muy importante: pensar en la paternidad, hoy. Porque nosotros vivimos en una época de notoria orfandad. Es curioso: nuestra civilización es un poco huérfana, y se siente, esta orfandad. Que la figura de San José nos ayude a entender cómo se resuelve el sentido de orfandad que hoy nos hace tanto daño”, dijo el Pontífice.
Al continuar su catequesis, el Papa sostuvo que no basta con engendrar un hijo para ser padre o madre: es fundamental el ejercer la paternidad o maternidad en forma activa, estar presentes, hacerse cargo de un hijo o hija en forma responsable. En ese sentido, valoró la opción de todos aquellos que se abren a acoger la vida a través de la vía de la adopción, que es una actitud muy generosa y hermosa: “José nos muestra que este tipo de vínculo no es secundario, no es una alternativa. Este tipo de elección está entre las formas más altas de amor y de paternidad y maternidad”.
“¡Cuántos niños en el mundo esperan que alguien cuide de ellos! Y cuántos cónyuges desean ser padres y madres y no lo consiguen por motivos biológicos; o, incluso teniendo ya hijos, quieren compartir el afecto familiar con quien no lo tiene. No hay que tener miedo de elegir la vía de la adopción, de asumir el “riesgo” de la acogida. Y hoy con la orfandad también hay un cierto egoísmo”, añadió Francisco.
Luego hizo un llamado a las instituciones a simplificar los procedimientos, de modo que se facilite a los padres que así lo desean, el contar con un niño o niña que complete el hogar. “Deseo que las instituciones estén siempre listas para ayudar en este sentido de la adopción, vigilando con seriedad, pero también simplificando el procedimiento necesario para que se pueda cumplir el sueño de tantos pequeños que necesitan una familia, y de tantos esposos que desean donarse en el amor”, dijo.
Frente a la actitud de quienes optan por no tener hijos o solamente uno y nada más, el Santo Padre habló del “invierno demográfico” que afecta a la humanidad. “Y este hecho de renegar de la paternidad y la maternidad nos rebaja, nos quita humanidad. Y así la civilización se vuelve más vieja y sin humanidad, porque se pierde la riqueza de la paternidad y de la maternidad”, manifestó.
Al reflexionar acerca de esto, hizo un llamado a reflexionar sobre la importancia de la paternidad y maternidad para el mundo de hoy. “La paternidad y la maternidad son la plenitud de la vida de una persona. Pensad en esto. Es cierto, está la paternidad espiritual para quien se consagra a Dios y la maternidad espiritual; pero quien vive en el mundo y se casa, debe pensar en tener hijos, en dar la vida, porque serán ellos los que les cerrarán los ojos, los que pensarán en su futuro. Y, si no podéis tener hijos, pensad en la adopción. Es un riesgo, sí: tener un hijo siempre es un riesgo, tanto si es natural como si es por adopción. Pero es más arriesgado no tenerlos. Más arriesgado es negar la paternidad, negar la maternidad, tanto la real como la espiritual. A un hombre y una mujer que voluntariamente no desarrollan el sentido de la paternidad y de la maternidad, les falta algo principal, importante. Pensad en esto, por favor”.
En ese sentido, Francisco planteó la importancia de que todos puedan experimentar el amor de un padre y de una madre, así como la necesidad de proteger y ayudar a los niños huérfanos y a los esposos que desean tener un hijo
“Rezo para que nadie se sienta privado de un vínculo de amor paterno. Y aquellos que están enfermos de orfandad, que vayan adelante sin este sentimiento tan feo. Que san José pueda ejercer su protección y su ayuda sobre los huérfanos; e interceda por las parejas que desean tener un hijo”, concluyó.