La relación entra la vida de fe, la justificación y la gracia de Cristo fue el tema que el Papa Francisco abordó en su audiencia semanal, en la que continuó desarrollando el ciclo de catequesis sobre la Carta del Apóstol Pablo a los Gálatas, esta vez basándose en el tema La vida en la fe, a partir de la lectura de Gal 2,19-2. Un tema “difícil pero importante”, dijo el Papa, pero que al ahondar en él podemos comprender que “no somos nosotros con nuestros esfuerzos que nos volvemos justos, sino que es Cristo con su gracia quien nos hace justos”.
El Santo Padre comenzó su intervención haciéndose dos preguntas: ¿Qué es la justificación? ¿Quién nos ha hecho justos?, frente a lo cual respondió de este modo: “En la Carta a los Gálatas, como también en la de los Romanos, Pablo insiste en el hecho de que la justificación viene de la fe en Cristo. “¡Pero, yo soy justo porque cumplo todos los mandamientos!”. Sí, pero de ahí no te viene la justificación, te viene antes: alguien te ha justificado, alguien te ha hecho justo ante Dios. “¡Sí, pero soy pecador!”. Sí eres justo, pero pecador, pero en la base eres justo. ¿Quién te ha hecho justo? Jesucristo. Esta es la justificación”.
Basándose en el pensamiento de san Pablo y el Catecismo de la Iglesia Católica, el Pontífice subrayó que la justificación es la consecuencia de la iniciativa misericordiosa de Dios. “Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús —y esto debemos subrayarlo: a través de la muerte de Jesús— ha destruido el pecado y nos ha donado de forma definitiva el perdón y la salvación. Así justificados, los pecadores son acogidos por Dios y reconciliados con Él. Es como un regreso a la relación original entre el Creador y la criatura, antes de que interviniera la desobediencia del pecado”.
En ese punto, el Papá subrayó la novedad que se desprende de la enseñanza del Apóstol: “la justificación ocurre por gracia. Solo por gracia: nosotros hemos sido justificados por pura gracia. “¿Pero yo no puedo, como hacen algunos, ir donde el juez y pagar para que me de justicia?”. No, en esto no se puede pagar, ha pagado uno por todos nosotros: Cristo. Y de Cristo que ha muerto por nosotros viene esa gracia que el Padre da a todos: la justificación ocurre por gracia”.
“El apóstol siempre tiene presente la experiencia que cambió su vida: el encuentro con Jesús resucitado en el camino a Damasco. Pablo había sido un hombre orgulloso, religioso, celante, convencido de que en la escrupulosa observancia de los preceptos estaba la justicia. Ahora, sin embargo, ha sido conquistado por Cristo, y la fe en Él lo ha transformado en lo profundo, permitiéndole descubrir una verdad hasta ahora escondida: no somos nosotros con nuestros esfuerzos que nos volvemos justos, no: no somos nosotros; sino que es Cristo con su gracia quien nos hace justos”, añadió Francisco.
El Pontífice manifestó además que la “justificación nos introduce en la larga historia de la salvación, que muestra la justicia de Dios: frente a nuestras continuas caídas y a nuestras insuficiencias, Él no se ha resignado, sino que ha querido hacernos justos y lo ha hecho por gracia, a través del don de Jesucristo, de su muerte y resurrección”.
A través de la misericordia, y de la gracia de Dios otorgada a través de Jesús, podemos ser testigos del estilo de actuar de Dios que, para el Obispo de Roma, se resume en tres palabras: cercanía, compasión y ternura. “Dios siempre está cerca de nosotros, es compasivo y tierno. Y la justificación es precisamente la mayor cercanía de Dios a nosotros, hombres y mujeres, la mayor compasión de Dios hacia nosotros, hombres y mujeres, la mayor ternura del Padre. La justificación es este don de Cristo, de la muerte y resurrección de Cristo que nos hace libres. Deja que sea Cristo quien lleve a cabo esa justificación. No estamos condenados, en el fondo, no: somos justos. Permítanme decirlo así: somos santos, en la base. Pero entonces, por nuestras acciones nos convertimos en pecadores. Pero, en la base, seamos santos: que la gracia de Cristo venga y esa justicia, esa justificación nos dé la fuerza para seguir adelante“, concluyó el Papa.