El anuncio es en el Espíritu Santo fue el tema de la Catequesis que el Papa Francisco presentó en su tradicional audiencia general de los días miércoles, la que, debido a su estado de salud, fue leída por el arzobispo Filippo Ciampanelli. Esta vez, el Santo Padre reflexionó sobre un tercer aspecto del anuncio del Evangelio: el protagonista del anuncio es el Espíritu Santo. Sin él, el celo apostólico sería vano y no daría verdadero fruto. Por lo tanto, al evangelizar, la Iglesia tiene que tener presente que no se anuncia a si misma, sino a una gracia: el “Don de Dios”.
“El Espíritu es el protagonista, precede siempre a los misionarios y hace brotar los frutos. ¡Esta conciencia nos consuela mucho! Y nos ayuda a especificar otra, igualmente decisiva: es decir que en su celo apostólico la Iglesia no se anuncia a sí misma, sino una gracia, un don, y el Espíritu Santo es precisamente el Don de Dios, como dijo Jesús a la mujer samaritana”, precisó el Obispo de Roma.
Al mismo tiempo, en conceptos de Francisco, el Espíritu Santo suscita la misión con creatividad y sencillez; dos notas distintivas que estamos llamados a vivir también nosotros. En primer lugar, creatividad pastoral, para anunciar a Jesús en toda circunstancia y buscar siempre nuevos caminos evangelizadores que vayan al encuentro de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Y también sencillez, para que, iluminados por el Espíritu Santo, sepamos volver a las fuentes del primer anuncio y transmitir lo esencial de nuestra fe, con frescura y entusiasmo.
“Jesús, al dar las últimas recomendaciones antes de subir al cielo, dijo: «recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos […] hasta los confines de la tierra». El Señor no nos ha dejado cuadernos de teología o un manual de pastoral para aplicar, sino al Espíritu Santo que suscita la misión. Y la audacia valiente que el Espíritu Santo infunde nos lleva a imitar el estilo, que siempre tiene dos características: la creatividad y la sencillez”, precisó.
El Pontífice enfatizó que la creatividad en el anuncio es una herramienta fundamental para los evangelizadores de hoy, por cuanto hay que poder comunicar a Jesús con alegría en una época que no ayuda a tener una mirada religiosa sobre la vida y en la que el anuncio se ha convertido en algo aparentemente infructífero, que invita a la tentación de desistir del servicio pastoral.
“Sin embargo, la creatividad pastoral, el ser audaces en el Espíritu, ardientes de su fuego misionero, es prueba de fidelidad a Él. Por eso he escrito que «Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual»”, manifestó.
La simplicidad del primer anuncio es otro factor a tener en cuenta para quienes asumen la tarea de anunciar el Evangelio de Jesús. Y el Papa lo resume así: “sencillez, precisamente porque el Espíritu nos lleva a la fuente, al “primer anuncio”. De hecho, es «el fuego del Espíritu que […] nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre» (ivi, 164). Este es el primer anuncio, que «debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial»; para repetir: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte»”.
Finalmente, el Santo Padre hizo un llamado a dejarse cautivar por el Espíritu Santo y a invocarlo cada día, por cuanto Él debiera ser el principio de nuestro ser y de nuestro obrar; asi como el inicio de toda actividad, encuentro, reunión y anuncio.
“Él vivifica y rejuvenece la Iglesia: con Él no debemos temer, porque Él, que es la armonía, mantiene siempre creatividad y sencillez juntas, suscita la comunión y envía en misión, abre a la diversidad y reconduce a la unidad. Él es nuestra fuerza, el aliento de nuestro anuncio, la fuente del celo apostólico. ¡Ven, Espíritu Santo!”, concluyó.