La solemne y a la vez sencilla misa de Miércoles de Ceniza se realizó en la Catedral Metropolitana, encabezada por el Cardenal Arzobispo de Santiago, Celestino Aós. Con este gesto, se da inicio al tiempo litúrgico de Cuaresma, tiempo de conversión espiritual, reflexión y penitencia que nos prepara durante 40 días para la conmemoración del sacrificio del Señor.
Durante la Eucaristía, realizada el mediodía de este miércoles 2 de marzo, hubo una especial petición por la paz en el mundo, en medio de la preocupación global por la guerra en Ucrania y los conflictos armados que se desarrollan en distintos rincones del planeta. Al mismo tiempo, los participantes imploraron porque la paz siempre se imponga en Chile.
Así, en su homilía el cardenal Aós se unió al llamado del Papa Francisco al ayuno, penitencia y oración. “Jesús nos dijo: mi paz les dejo, la paz les doy. Es tarea nuestra cuidar la paz. Hay guerra y no nos espantamos de la guerra, sino que ya la vemos como un espectáculo más. La guerra que nos muestra el espanto de la guerra en Ucrania y Rusia, pero hay guerra entre nosotros”, expresó.
La liturgia efectuada en la catedral Metropolitana fue seguida a través de las redes sociales de la Arquidiócesis de Santiago y por gran número de fieles, quienes participaron respetando los aforos y las medidas de prevención de la pandemia vigentes en la capital.
En su mensaje, el Arzobispo de Santiago también hizo un llamado a la solidaridad, especialmente hacia los más necesitados, y los instó a evitar “la gran tentación que es el desinterés”. Del mismo modo, los convocó a dar nuevo sentido al sacrificio del ayuno. “No se trata solo de no comer unos alimentos y echarse un importe al bolsillo. Se trata de entregar a los pobres el fruto de mi privación, de ese helado, café o bebida”, afirmó, recordando el inicio de la Cuaresma de Fraternidad.
Continuó su reflexión, invitando a una sencilla tarea, pero que puede ser muy enriquecedora. “Cada día tomen en sus manos durante cinco minutos o pónganse delante de un crucifijo, mírelo, convérsele y escuche lo que Jesús le dice”, y luego expresó que en los pies de Jesús, “puede encontrar luz para tratar de que sepamos acoger a los migrantes, a los pobres y marginados, a los enfermos y recluidos en las cárceles o en los hospitales. Cada persona es mi hermano y cada persona y yo, tenemos una dignidad grande e indestructible”.
Finalmente, llamó a unirse en oración por la familia, por Chile y por la paz en Ucrania y Rusia. “Propongo que todos los días de esta cuaresma recemos tres padres nuestros: Pidiendo la paz en nuestra familia, otro, pidiendo la paz en Chile, y otro, pidiendo el fin de la guerra en Ucrania y para todo el mundo”, imploró.
Tras la homilía se llevó a cabo la tradicional imposición en la frente de los fieles de la señal de la Cruz con ceniza. Finalizando la eucaristía, los fieles pudieron recibir la alcancía de Cuaresma, que marca el inicio de la campaña anual que impulsa la Iglesia Católica en Chile, durante este tiempo y que tendrá como lema “Chile tiende la mano a las familias vulnerables”.
Para este año, la campaña Cuaresma de Fraternidad, buscará recaudar fondos para apoyar a los grupos familiares más afectados por la crisis humanitaria generada producto de la pandemia. Al respecto, José Tomás Silva, secretario ejecutivo de la Campaña de Cuaresma de Fraternidad de Caritas Chile, explicó que esta campaña, que ya lleva más de treinta años de tradición en la iglesia en Chile, beneficia a personas de manera directa, a través del aporte concreto de todas las familias y personas de buena voluntad que aportan con su alcancía, ya sea de forma física o virtual, a través de la web.
En este sentido, afirma, todo lo recaudado se dividirá en tres grandes montos: “el 60% se queda en la misma diócesis para fortalecer la acción social, orientada a ayudar a las familias vulnerables, a través de proyectos y asignaciones directas. El otro 40% se destina al equipo nacional para financiar los costos de esta campaña y financiar un fondo nacional, que es concursable en el que distintas instituciones de inspiración católica, pueden acceder a fondos para financiar iniciativas locales que vayan en beneficio de este grupo prioritario”.
Heidy Mora, es venezolana, lleva siete años en Chile y enviudó hace un año. Con anhelos de reencontrarse con su fe, recibió su alcancía en manos del equipo de Cuaresma de Fraternidad y prepara su corazón para cooperar con las personas que más lo necesitan en este tiempo. “La cuaresma para mi, es encontrarme nuevamente con nuestra fe, para acompañar a Jesucristo en este tiempo que da su vida por nosotros. En este tiempo de pandemia, en que estamos con mascarilla y protegiéndose, he estado muy cerca de la fe, a través de la iglesia. En estos tiempos, creo que se debe buscar ser mejor persona con los demás y con la cajita de cuaresma, ayudar a quienes más lo necesitan, porque de lo poco que uno tenga, tiene la obligación de compartirlo”.