“Que el buen Padre Dios derrame sobre nosotros y las familias del mundo el Espíritu del amor de su Hijo”. Saludo del arzobispo René Rebolledo Salinas para la Navidad que se aproxima.
Resaltó el Pastor que, “en Nochebuena, en el día de la Natividad y en el Tiempo de Navidad -que finaliza el 8 de enero de 2024 con la Fiesta del Bautismo del Señor- hacemos memoria, especialmente en la celebración de la santa Eucaristía, del acontecimiento histórico de la Noche de Belén. Escucharemos del evangelista Lucas –en el día de la Natividad– que el Ángel del Señor se presentó a los pastores “que cuidaban por turno los rebaños a la intemperie” (Lc 2,8) y les habló: “No teman. Miren, les doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor” (Lc 2,10-11). El nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, hace que este día sea sagrado”.
Enfatizó que en el “Tiempo de Navidad admiramos el modo cómo Dios actúa en la persona de su Hijo y en los acontecimientos de nuestra salvación. Es un tiempo para contemplar cómo Dios actúa también hoy en la historia, en la vida de nuestras comunidades y familias, como en cada uno de nosotros”.
Invitó a que juntos acojamos la luz que es Cristo: “¡Cuánto la necesitamos! Vivimos en un mundo y en un tiempo donde frecuentemente nos vemos envueltos en las tinieblas del error, el pecado, la violencia, el narcotráfico, la guerra, la muerte. ¡Acojamos la luz que es Cristo! Él viene para iluminar el camino de nuestra vida, el de nuestras queridas familias, como también la marcha del mundo”.
Finalizó el saludo con la invitación a unirnos en oración al Padre “que Él derrame sobre nosotros y las familias del mundo el Espíritu del amor de su Hijo. Que con sencillez y humildad podamos compartir a las hermanas y hermanos de camino la luz que es Cristo, especialmente a los pobres y a cuantos sufren la falta de amor. Que su luz, iluminándonos a todos, nos renueve en la esperanza del Reino de su Padre”.