En la sencillez se aprecia la entrega silenciosa de quienes dan su vida por una causa superior a ellos mismos, esos que nos demuestran que la vida no está hecha para vivir fuera de este mundo, sino para actuar dentro de él. Ése es el mensaje de André Jarlán.
El libro recoge su recorrido en nuestro país, los relatos de sus más cercanos, además de Los Salmos que hasta ese fatídico 4 de septiembre de 1984 se encontraba escribiendo. Un texto que busca dar vida a la historia de un hombre humilde que supo entregar alegría a la luz de la fe en medio del miedo y la tortura.
De ahí que, “André de la Victoria ¡Vive!”, constituya una recuperación de la memoria viva de las personas que conocieron a este joven sacerdote francés a inicios de los 80, quien arribó a Chile en Febrero de 1983 siendo acogido por el padre Pierre Dubois, sacerdote que ya llevaba 20 años de ministerio en la Población la Victoria. Así fue como Jarlán inició una relación cercana con la gente de la Victoria, viviendo con ellos su día a día, una relación que según expresa este libro: se ha mantenido en el tiempo.
Siguiendo esto último, en la presentación del libro, el padre Lorenzo Maire indica las palaras que se usaron para hablar de Jarlán en la inauguración del Museo de la Memoria en 2006: “Este cura André, no es solo símbolo de la Iglesia y de los cristianos, porque fue matado como tantos otros por una bala de represión del Gobierno Militar, conocido por ser cura”.
De esta forma, la historia de André de la Victoria, representa a centenares de héroes silenciosos que no llegaron a ser conocidos por todos, y que dan cuenta de la trascendencia del mensaje profundamente humano que Cristo en sí mismo manifestó: dar la vida por los otros como acto de amor.