18º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Vivir sabiamente no es fácil
Una persona le pide a Jesús que sea juez entre él y su hermano en la división de la herencia. Esto significa que piensa que el Señor es justo y recto. Pero Jesús rechaza el pedido porque no vino para sustituir a los jueces ni solucionar nuestros problemas. Su Palabra es luz para que nosotros encontremos el camino, para capacitarnos a juzgar por nosotros mismos según justicia y caridad.
No vino para remplazar nuestra libertad de pensar y hacer, ni por razones de bien, sino para hacernos libres frente a nosotros mismos y nuestro egoísmo e infundirnos la fuerza del espíritu para elegir el bien por sobre toda tentación de corrupción.
El pedido de ayuda para repartir una herencia da pie a Jesús para enseñarnos con una parábola cómo comportarnos frente a los bienes de este mundo. Un hombre emprendedor, rico, sin nombre, aparentemente solo, tuvo una gran cosecha, tan abundante que no cabía en sus silos… Pensó que debía tumbar los que tenía y construir otros más grandes. Cuando puso todo a resguardo se convenció de que había hecho algo muy bueno y podía descansar… sin embargo, le llegó el aviso de que esa misma noche partiría de la tierra.
Jesús no dice que era una persona injusta, deshonesta, mala, pero sí lo define como estúpido porque hace depender todo su futuro y su vida de los bienes que pudo acaparar. No se dio cuenta de que los bienes prometen colmar el corazón, pero lo dejan vacío, nos prometen una vida tranquila, pero no añaden un día, que de pan solo no vive el hombre.
Ese hombre era rico, solitario, no había nadie a su alrededor, era un pobre de relaciones humanas y espirituales, no tenía a nadie en el corazón fuera de sí mismo, sus silos y su gran cosecha.
Vivió estúpidamente y dejó todo a quien no trabajó… Cosechó la muerte que sembró con su vida.
Los únicos bienes por los que merecemos vivir son Dios y los hermanos.
Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Para quién será lo que has amontonado?” (Lc 12, 20).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Sean todos bienvenidos a la Eucaristía de este domingo, que nos invitará a reflexionar si estamos de veras preocupados por vivir nuestra amistad con Dios y nuestros semejantes… o si, en cambio, estamos solos y preocupados acumulando bienes que no sirven para la eternidad.
1ª LECTURA Ecl 1, 2; 2, 21-23
Guía: El Eclesiastés invita al desapego de las cosas terrenales declarando que, en este mundo, todo es vanidad. Es un llamado y un cuestionamiento al consumismo de nuestros días.
Lectura del libro del Eclesiastés.
¡Vanidad, pura vanidad!, dice el sabio Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. Tambien esto es vanidad y una grave desgracia. ¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol? Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. Tambien esto es vanidad. Palabra de Dios.
SALMO Sal 89, 3-6. 12-14. 17
R. Señor, Tú has sido nuestro refugio.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos». Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R.
Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita. R.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…? Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos. R.
2ª LECTURA Col 3, 1-5. 9-11
Guía: San Pablo nos enseña que quienes han recibido el bautismo deben poner en un segundo lugar las cosas de este mundo, buscando primero desear vivir la vida de Dios.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es la esperanza de ustedes, entonces tambien aparecerán ustedes con Él, llenos de gloria. Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y tambien la avaricia, que es una forma de idolatría. Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras y se revistieron del hombre nuevo, aquél que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos. Palabra de Dios.
ALELUIA Mt 5, 3
Aleluia. Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluia.
EVANGELIO Lc 12, 13-21
Guía: La parábola del rico “necio” cuestiona a cuantos trabajan solo para acumular riquezas, descuidando aquellas que perduran para la Vida eterna.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Uno de la multitud dijo al Señor: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia». Jesús le respondió: «Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?» Después les dijo: «Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas». Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha”. Después pensó: “Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida”. Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?”. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios». Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Presentamos el pan y el vino que hemos preparado para que se conviertan en el Cuerpo y Sangre de Jesús, anticipo del Banquete que tendremos un día en el Reino de Dios.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: En consonancia con las lecturas de hoy, nos acercamos para alimentarnos con el Pan que viene del Cielo, conteniendo la verdadera riqueza que Dios nos quiere entregar.
DESPEDIDA
Guía: Alimentados, con la Palabra y la Eucaristía, nos despedimos dispuestos a anunciar, a cuantos encontremos durante esta semana, aquello que hemos comido y vivido fraternalmente.