El próximo 29 de junio se celebra la festividad de san Pedro y san Pablo, testigos y Apóstoles de Jesucristo y piezas fundamentales en la naciente Iglesia. Pablo, el perseguidor de cristianos que se convirtió en Apóstol de los gentiles, es un modelo de ardoroso evangelizador para todos los católicos porque después de encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio.
Llamado a predicar la “Buena Nueva”a todos los pueblos, el Apóstol Pablo es el inspirador del carisma paulino. Esto se refleja, por ejemplo, en uno de los objetivos de la Sociedad de SAN PABLO: llevar la Palabra de Dios a una sociedad que vive en constante cambio, evangelizando con los medios de comunicación. Y estos días lo recordamos a través de nuestra tradicional Semana de san Pablo.
Pablo nace poco antes del año 10 de nuestra era, en una familia judía de Tarso, en Cilicia, y recibe el nombre judío de Saulo. Educado por el rabino Gamaliel, recibe una estricta formación en la ley. Perseguidor de los cristianos, su vida tuvo un vuelco al experimentar el encuentro con Jesús Resucitado, quien lo eligió para llevar su mensaje a todos los pueblos.
Con esta misión, recorrió toda Europa y Asia menor, pasando por Antioquía, Chipre, Éfeso, Listra, Derbe, Corinto, Filipos, Tesalónica, Jerusalén, Roma y muchas otras ciudades, como Iconio, Listra, Derbe, Antioquía de Pisidia, Roma, Corinto, Éfeso, Macedonia, Filipos, y Tróade. En cada una de ellas transmitió el mismo mensaje: la fe en Jesús Resucitado y la nueva vida que brota de la experiencia del encuentro con él.
Tras una vida de entrega, Pablo muere decapitado en Roma, alrededor del año 67, dejándonos un legado de oración, reflexión y anuncio, plasmado en las numerosas cartas que escribió.
San Pablo logró extraer lo esencial del mensaje de Jesús para difundirlo a los que no lo conocieron. Su labor sentó las bases de la expansión de la naciente Iglesia, llevando el mensaje de la salvación por encima de las fronteras étnicas, culturales y religiosas, creando pequeñas comunidades que vivieran y difundieran el mensaje de Jesús.