10° durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
La vida y la muerte se encuentran
Una tarde, dos grupos de personas se encuentran a las puertas de la ciudad de Naín. Llegan Jesús, sus discípulos y una multitud que lo sigue, y otro grupo que sale acompañando a una viuda que va a sepultar a su único hijo. Esto se hacía por las tardes y fuera de las murallas.
En la sociedad de entonces una mujer que quedaba sola, sin marido ni hijos, era una maldita y abandonada. Era despreciada y hasta se pensaba que por algo Dios la había castigado. Envejecía rápidamente y se recluía a llorar su miseria esperando la muerte como una liberación.
Jesús no toma en cuenta los rituales de esa época ya que tocar a un muerto era convertirse en un impuro. Además, tampoco mide el alcance de sus palabras, porque solo un delirante es capaz de impartir órdenes a un cadáver.
En el Antiguo Testamento, se narra que Elías también hace lo mismo, pero pidiendo un milagro a Dios tres veces. Aquí Jesús da una orden, se comporta como dueño de la vida y de la muerte.
Elías pide a Dios un signo para que su pueblo acepte a Yahvé como único Dios. Aquí Jesús sana a un pagano moribundo (el siervo del centurión) y resucita a un muerto para que los que vienen a preguntar, en nombre de Juan el Bautista, si había que seguir esperando al Mesías, refirieran lo que han escuchado y visto… Los signos de que el Mesías ha llegado son convincentes. Muchos de los discípulos de Juan se unirán a Jesús.
La situación de necesidad extrema de la viuda que llora conmueve a Jesús y le devuelve a su hijo vivo. Al mismo tiempo, la libera de su desesperanza.
A las puertas de Naín, se encontraron el cortejo de la muerte y el de la vida. Venció el de la vida. Hoy me encuentro con el Señor de la vida… yo que sin él solo puedo esperar la muerte.
“Joven, yo te lo ordeno, levántate” (Lc 7, 14).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Al prepararnos para celebrar la liturgia dominical, revisemos nuestras actitudes: Dios quiere que nos conmovamos, como Jesús, ante el que sufre… invitándonos a hacer algo por ellos, mostrándoles el amor y la misericordia que tuvo el Hijo de Dios con la viuda de Naín.
1ª LECTURA 1Rey 17, 17-24
Guía: Dios es el Dios de la vida, no de la muerte. Elías lo invoca… y el niño que estaba muerto, revive y lo devuelve a su madre.
Lectura del primer libro de los Reyes.
En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la viuda que había socorrido al profeta Elías, y su enfermedad se agravó tanto que no, quedó en él aliento de vida. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tengo que ver yo contigo, hombre de Dios? ¡Has venido a mi casa para recordar mi culpa y hacer morir a mi hijo!» «Dame a tu hijo», respondió Elías. Luego lo tomó del regazo de su madre, lo subió a la habitación alta donde se alojaba y lo acostó sobre su lecho. E invocó al Señor, diciendo: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me ha dado albergue la vas a afligir, haciendo morir a su hijo?» Después se tendió tres veces sobre el niño, invocó al Señor y dijo: «¡Señor, Dios mío, que vuelva la vida a este niño!» El Señor escuchó el clamor de Elías: el aliento vital volvió al niño, y este revivió. Elías tomó al niño, lo bajó de la habitación alta de la casa y se lo entregó a su madre. Luego dijo: «Mira, tu hijo vive». La mujer dijo entonces a Elías: «Ahora sí reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor está verdaderamente en tu boca». Palabra de Dios.
SALMO Sal 29, 2. 4-6. 11-13
R. Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste.
Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R.
Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. R.
«Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor». Tú convertiste mi lamento en júbilo: ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R.
2ª LECTURA Gál 1, 11-19
Guía: Pablo afirma haber recibido el evangelio directamente de Dios, quien lo ha escogido, desde el seno materno, para anunciar la Buena Noticia.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas. Pero cuando Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor. Palabra de Dios.
ALELUIA Lc 7, 16
Aleluia. Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo. Aleluia.
EVANGELIO Lc 7, 11-17
Guía: Dios, que ha visitado a su pueblo, se manifiesta cuando Jesús devuelve con vida el hijo de la madre viuda.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores». Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, Yo te lo ordeno, levántate». El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo». El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: El pan y del vino son el signo de nuestra entrega al Señor, que nos compromete hacer crecer en nosotros el amor a Dios, a favor de nuestros semejantes.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: Al acercarnos a comulgar, san Juan nos recuerda que “Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1Jn 4, 16).
DESPEDIDA
Guía: Esta celebración nos ha dado la fuerza para ser portadores del amor misericordioso de Dios Padre, frente a los signos de muerte existentes.