San Atanasio, o. y d. (MO). Blanco.
Prefacio de Pascua. Leccionario Santoral: 1Jn 5, 1-5; Sal 36, 3-6. 30-31; Mt 10, 22-25. Semana 6ª de Pascua – Semana II del Salterio.
Reseña: Atanasio nace alrededor del 300 d.C., en Alejandría, Egipto. A los 30 años es ordenado diácono. Acompaña a su obispo Alejandro al Concilio de Nicea, en el año 325, que condena la herejía del sacerdote Arrio, quien niega la divinidad de Cristo. En el año 328 fallece Alejandro, y Atanasio lo sucede con solo 32 años. Lo prioritario para él es defender la fe cristiana contra el arrianismo. Pero los arrianos lo difaman y calumnian, y debe sufrir cuatro veces el destierro. El Papa lo rehabilita y vuelve a Alejandría en el año 364. Muere en el año 373, con 78 años, 46 de episcopado y 20 de martirio en el destierro. Hombre de gran santidad y cultura. Escribió numerosas cartas y libros.
LECTURA Hech 16, 11-15
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
En aquellos días, nos embarcamos en Tróade y fuimos derecho a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. De allí fuimos a Filipos, ciudad importante de esta región de Macedonia y colonia romana. Pasamos algunos días en esta ciudad, y el sábado nos dirigimos a las afueras de la misma, a un lugar que estaba a orillas del río, donde suponíamos que se hacía oración. Nos sentamos y dirigimos la palabra a las mujeres que se habían reunido allí. Estaba escuchando una de ellas, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. Después de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: “Si ustedes consideran que he creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa”; y nos obligó a hacerlo. Palabra de Dios.
Comentario: Lidia es la primera mujer no judía que asume la fe cristiana: cree, se bautiza y acoge a los Apóstoles en su casa. Pablo es el instrumento de Dios para abrirle el corazón y se encuentre con el Dios vivo y verdadero, y se convierta en misionera del Reino de Dios.
SALMO Sal 149, 1-6. 9
R. ¡El Señor ama a su pueblo!
Canten al Señor un canto nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que Israel se alegre por su Creador y los hijos de Sión se regocijen por su Rey. R.
Celebren su Nombre con danzas, cántenle con el tambor y la cítara, porque el Señor tiene predilección por su pueblo y corona con el triunfo a los humildes. R.
Que los fieles se alegren por su gloria y canten jubilosos en sus fiestas. Glorifiquen a Dios con sus gargantas; esta es la victoria de todos sus fieles. R.
ALELUIA Jn 15, 26. 27
Aleluia. “El Espíritu de la Verdad dará testimonio de mí, y ustedes también dan testimonio”, dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Jn 15, 26—16, 4
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Paráclito que Yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, Él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho. No les dije estas cosas desde el principio, porque Yo estaba con ustedes”. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús promete el Espíritu Santo a sus discípulos, asegurándoles que él les recordará sus enseñanzas y podrán dar testimonio público de su fe. Del mismo modo, los discípulos de hoy, que caminan bajo el influjo del Espíritu Santo, podemos testimoniar a Dios en medio de las realidades actuales.