El Bautismo del Señor (F). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio propio.
Somos hijos muy queridos de Dios Padre
Juan Bautista era el profeta del momento: predicaba, y su público cambiaba de forma de vida, se hacía bautizar y lo seguía, a pesar de que frecuentaba lugares desérticos. El pueblo se preguntaba si no era él el Mesías tan esperado, porque denunciaba sin miedo y condenaba las injusticias y la falsedad con convicción y realismo: “¿Quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?”.
También Jesús pensaba que Juan era un gran profeta y lo seguía. Para él, Juan representaba el ejemplo, un punto de referencia y el maestro. Jesús era uno entre los penitentes que se acercan para hacerse bautizar…, y en ese momento sucedió un hecho que cambió definitivamente su camino.
El evangelio nos describe lo sucedido tratando de expresar lo imposible de decir. Como cuando una persona se enamora y, como un relámpago, se siente para siempre unida a otra… No sabe por qué, pero es algo definitivo… aunque no sea correspondida. Escucha como un trueno una voz interior: “Es él/ella”.
Juan predicaba un Dios que hacía justicia administrando castigos y premios… En el bautismo, Dios se reveló en Jesús y a nosotros como padre que nos quiere: “Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”.
Después del bautismo, la relación no será más la de “Dios/hombre miserable”, sino la de “Dios-Padre/hijo mío querido”. No tenemos más un Dios que nos da miedo por su santidad y omnipotencia, sino un papá que quiere lo mejor para sus hijos, siempre en el camino de la santidad y no del mal.
Hemos recibido el bautismo, quizás siendo bebés de pocos días o meses… Tal vez, no hemos entrado en el Jordán de nuestra vida, cargados de pecados, pero con la decisión de cambiar de vida y ser bautizados por la gracia de Jesús, nuestro hermano, y ser queridos por nuestro Padre Dios como hijos muy queridos.
“Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección” (Lc 3, 22).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: El Bautismo de Jesús es una ocasión oportuna para renovar nuestras promesas bautismales: la renuncia al pecado y el compromiso de vivir más radicalmente nuestra fe cristiana.
1ª LECTURA Is 40, 1-5. 9-11
Guía: El profeta anuncia al pueblo exiliado la liberación. Nuestra tarea es abrir nuestras puertas a Cristo, clarificando las situaciones de pecado y anunciando que Jesús vino para salvar a todos.
Lectura del libro de Isaías.
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está pagada, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados. Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies! Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor. Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: “¡Aquí está su Dios!”. Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. Como un pastor, Él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz. Palabra de Dios.
SALMO Sal 103, 1-4. 24-25. 27-30
R. ¡Bendice al Señor, alma mía!
¡Señor, Dios mío, qué grande eres! Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz. Tú extendiste el cielo como un toldo. R.
Construiste tu mansión sobre las aguas. Las nubes te sirven de carruaje y avanzas en alas del viento. Usas como mensajeros a los vientos, y a los relámpagos como ministros. R.
¡Qué variadas son tus obras, Señor! ¡Todo lo hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus criaturas! Allí está el mar, grande y dilatado, donde se agitan, en número incontable, animales grandes y pequeños. R.
Todos esperan de ti que les des la comida a su tiempo: se la das, y ellos la recogen; abres tu mano, y quedan saciados. R.
Si escondes tu rostro, se espantan; si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. R.
2ª LECTURA Tit 2, 11-14; 3, 4-7
Guía: El bautismo es la raíz de la vida nueva, fruto de la muerte y la resurrección de Cristo. Al igual que él, como cristianos debemos manifestar la bondad y el amor de Dios.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a Tito.
Querido hijo: La gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. Él se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres, no por las obras de justicia que habíamos realizado, sino solamente por su misericordia, Él nos salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo. Y derramó abundantemente ese Espíritu sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de que, justificados por su gracia, seamos en esperanza herederos de la Vida eterna. Palabra de Dios.
ALELUIA Lc 3, 16
Aleluia. “Viene uno que es más poderoso que yo”, dijo Juan Bautista; “él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego”. Aleluia.
EVANGELIO Lc 3, 15-16. 21-22
Guía: En el relato del bautismo de Jesús se manifiestan el Padre y el Espíritu Santo, mientras Jesús ora. En la vida del cristiano debe reflejarse esa presencia misteriosa para que la semilla de la vida divina dé frutos abundantes.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan Bautista no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: “Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego”. Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con los dones del pan y del vino, presentamos al Señor a los que se están preparando para recibir el bautismo en nuestra comunidad y a los que recientemente fueron bautizados.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: Alimentados con el Cuerpo de Cristo, podemos vivir con confianza y alegría como discípulos de Jesús e hijos de Dios.
DESPEDIDA
Guía: Como cristianos somos conscientes de nuestros compromisos bautismales. Vayamos a anunciar la alegría de ser hijos de Dios, hermanos de Jesús y templos del Espíritu Santo.