Epifanía del Señor (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio de Epifanía.
Un texto sublime
Los textos repletos de poesía e inspiración son tan bellos como imposibles de describir, porque siempre dicen más de lo que somos capaces de comprender y explicar. Nunca podremos llegar a abarcar tan amplio pensamiento ni su profundidad. Así es este poético prólogo de Juan: en pocas líneas, nos resume todo su evangelio.
Comienza como el Génesis: En el principio… Pero ya entonces existía el Verbo, la Palabra encarnada, implícita está la Trinidad, el pueblo de Dios que lucha entre tinieblas y luces para lograr su salvación…
La Palabra no es la vocalización de una idea… Es proyecto eterno y sublime de salvación para todos nosotros, es fuerza y energía que crea de la nada todo lo que existe, es luz infinita que ilumina la vida de todos los hombres, es revelación de Dios y persona divina con preexistencia eterna y que se comunica con nosotros…
La Palabra está junto al Padre en escucha y obediencia. Juan, desde el inicio de su evangelio, afirma claramente la fe en un único Dios en la pluralidad de las personas.
En nadie más que en Jesús se cumple que la palabra expresa la identidad de una persona. El mentiroso, el traidor, el que hace doble y triple juego, no tiene palabra… no existe, y espontáneamente nos viene la idea de borrar su nombre de nuestra mente.
Cuando Juan describe a Jesús como palabra, nos dice que Dios se comunica con nosotros a nuestro modo. Para llegar a la intimidad de una persona, comenzamos escuchando y hablando. Si hay diálogo sincero, se irán construyendo la comunicación, la comunión y la unidad de las personas.
Este es el plan de Dios para hacerse uno con cada uno de nosotros. Él, la Palabra, se hizo hombre para que nosotros podamos unirnos a él y así salvarnos.
Hoy este plan de Dios se nos revela en la eucaristía.
“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La solemnidad de hoy nos abre a la universalidad de la familia humana. Es la afirmación que de toda la Humanidad, Dios quiere hacer una familia unida a su Hijo Jesús.
1ª LECTURA Is 60, 1-6
Guía: El profeta canta la gloria de Jerusalén. La liturgia lo aplica a la Iglesia y nos recuerda que el cristiano debe ser una luz que alumbra las oscuridades de este mundo.
Lectura del libro de Isaías.
¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora. Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor. Palabra de Dios.
SALMO Sal 71, 1-2. 7-8. 10-13
R. ¡Pueblos de la tierra, alaben al Señor!
Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al descendiente de reyes, para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus pobres con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna; que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas le paguen tributo. Que los reyes de Arabia y de Sabá le traigan regalos; que todos los reyes le rindan homenaje y lo sirvan todas las naciones. R.
Porque Él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado. Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes. R.
2ª LECTURA Éf 3, 2-6
Guía: Pablo afirma que todos los pueblos están llamados a salvarse en Cristo.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes. Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo, que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas. Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio. Palabra de Dios.
ALELUIA
Aleluia. Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorar al Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 2, 1-12
Guía: El relato de la adoración de los Magos es una invitación a seguir a Cristo, luz del mundo, irradiando a Dios en este mundo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”». Herodes mandó llamar secretamente a los magos y, después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Como los Reyes Magos, también nosotros llevamos al altar el oro de nuestro amor, el incienso de nuestras plegarias, y la mirra de nuestros sufrimientos por la salvación de nuestro mundo.
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: La unión con Cristo en la eucaristía sea prenda de participación en el misterio de su gloria.
DESPEDIDA
Guía: La misa ha concluido. Ahora comienza la misión de llevar a nuestros ambientes, aquello que hemos escuchado y vivido. La Iglesia es misionera bajo el ejemplo de los tres Magos que encontraron al Niño en Belén y regresaron contando esta Buena Noticia.