15º durante el año. Verde.
Gloria. Credo. Prefacio dominical durante el año.
Vayan de dos en dos
Después de un tiempo que Jesús empezó a predicar, se formó un grupo de personas que lo seguían, acompañaban, lo escuchaban y aprendían.
No fue siempre un ejemplo de fidelidad: algunos lo traicionaron, otros lo abandonaron, varios pasaron por momentos de confusión y pecado. Pero todos se sintieron capturados como por una pasión por este hombre que había revolucionado sus vidas.
¿Por qué seguían a Jesús? Algunos por curiosidad, otros, más numerosos, por el dolor de la enfermedad. Algunos, sin abandonar sus familias ni sus casas, le ofrecían hospitalidad y ayuda. Los más conocidos son los doce Apóstoles, pero el grupo era más grande, compuesto por hombres y mujeres.
La mayoría eran pobres, simples, un poco ignorantes, campesinos, pescadores y mendigos. En general, personas lejanas a la Alianza, de alguna manera impuras, porque no respetaban todas las reglas religiosas de la Ley.
Jesús los había definido como ovejas sin pastor: “Ustedes, que nadie quiere, vengan conmigo”. Jesús no los elegía porque eran santos: recibía a todos sin distinción.
La Iglesia no es, o no debería ser, una comunidad elitista, como una casta de personas buenas, puras y santas, sino la familia de los que sufren, de aquellos que nadie quiere y aquí encuentran refugio, acogida y amor.
¿Por qué todas estas ovejas sin pastor seguían a Jesús? Porque él les daba una esperanza y un motivo para vivir.
El envío de Jesús a los Doce continúa vigente, nosotros somos los destinatarios. “Les ordeno que no lleven nada para el camino”. Queda claro que nuestra misión no se apoya en medios humanos, dinero, poder, influencias, tan solo en Dios. Todo puede contribuir a la evangelización, si el corazón del apóstol es pobre y sencillo. Ningún medio es suficiente si el evangelizador es materialista y egoísta.
Llamó a los Doce y los envió de dos en dos (Mc 6, 7).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La Palabra de Dios de este domingo nos invita a considerar los diversos llamados y envíos misioneros. Por tanto, esta celebración nos motiva a sentir nuestro llamado, en la comunidad eclesial, y nos ayuda a repensar cómo estamos respondiendo al Señor que nos llama y envía.
1ª LECTURA Am 7, 12-15
Guía: Amós nos enseña que todo profeta es elegido y enviado por Dios, y que solo a él se debe obedecer.
Lectura de la profecía de Amós.
Amasías, el sacerdote de Betel, dijo a Amós: «Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque este es un santuario del rey, un templo del reino». Amós respondió a Amasías: «Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: “Ve a profetizar a mi pueblo Israel”». Palabra de Dios.
SALMO Sal 84, 9-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de Él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
2ª LECTURA Éf 1, 3-14
Guía: San Pablo nos saluda bendiciendo a Dios Padre que nos ha elegido y bendecido en la persona de Cristo.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En Él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza, que es Cristo. En Él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano –según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad– a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. En Él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria. Palabra de Dios.
ALELUIA
Aleluia. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluia.
EVANGELIO Mc 6, 7-13
Guía: Jesús entrega a sus discípulos el mismo poder que tenía él: sanar a los enfermos y expulsar a los demonios. Para cumplir esta misión, les enseña cómo deben vivir en la sobriedad y la pobreza.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos». Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Presentamos el pan y el vino sobre el altar, para que, consagrados, alimenten nuestra vocación cristiana y misionera.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Nos acercamos a comulgar reflexionando la frase de san Juan: “Quien come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él”.
DESPEDIDA
Guía: Salimos de esta eucaristía reconfortados con el Cuerpo de Cristo y su Palabra salvadora, asumiendo el compromiso de ser mensajeros y testigos de Jesús ante la gente.