Santo Tomás, ap. (F). Rojo.
Gloria. Prefacio de los Apóstoles.
Reseña
El apóstol Tomás habría nacido en Galilea en fecha cercana a la de Jesucristo. Se encuentra en la lista de los doce Apóstoles. Se lo identifica más por no haber creído en el testimonio de sus compañeros, pero hay que recordarlo además por su valentía de haber exclamado: “Vayamos también nosotros a morir con él” (Jn 11, 16). Luego de la Ascensión dejó rastros misioneros en Persia y en la India, muriendo mártir hacia el año 72, en las cercanías de Madras (India). Patrono de los arquitectos.
LECTURA Éf 2, 19-22
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Ustedes no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En Él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un Templo santo en el Señor. En Él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu. Palabra de Dios.
Comentario: Desde su conversión, Pablo considera a Jesucristo como la “piedra” principal de su vida y de sus comunidades. Antes había experimentado el encierro religioso de los fariseos, pero ahora experimenta que Cristo nos ha hermanado a todos. ¿Cómo nos repercute este testimonio?
SALMO Sal 116, 1. 2
R. ¡Vayan por el mundo y anuncien el Evangelio!
¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo todos los pueblos! R.
Porque es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. R.
ALELUIA Jn 20, 20
Aleluia. Dice el Señor: Ahora crees Tomás porque me has visto. ¡Bienaventurados los que creen sin haber visto! Aleluia.
EVANGELIO Jn 20, 24-29
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no creeré». Ocho días mas tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomás respondió: « ¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Bienaventurados los que creen sin haber visto!». Palabra del Señor.
Comentario: Con el “¡Señor mío y Dios mío!”, Tomás manifiesta su fe. Claro que poco antes no había creído en el testimonio de los otros Apóstoles. No son malas las crisis de fe, siempre que no permanezcamos eternamente cerrados a las evidencias que Dios, en su amor, nos presenta.