Motivación de entrada
La liturgia de hoy nos presenta a Jesús que promete el Espíritu Santo a sus discípulos, y les pide que atestigüen su presencia redentora en el mundo con el amor al prójimo.
Acto penitencial
Hoy pedimos perdón por no haber sabido “dar razón de nuestra esperanza”, ante un mundo que no conoce al Señor y a veces lo rechaza por culpa de nuestra vida mediocre y sin sentido.
LECTURAS BÍBLICAS
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 10, 25-26.34-36.43-48.
En el episodio del centurión pagano, Pedro reafirma que el Espíritu Santo no discrimina. La salvación es para todos, pues Cristo murió por todos.
Segunda lectura: 1Juan 4, 7-10.
Una de las revelaciones más esperanzadora la leemos hoy: el amor de Dios no está en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su hijo a salvarnos.
Evangelio: Juan 15, 9-17.
Solemne proclamación del mandamiento nuevo de Jesús: Ámense unos a otros, como yo los he amado. ¿Se puede pedir algo más? Él nos ha hecho sus amigos y confidentes, pero no olvidemos que amor con amor se paga.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
Presentamos al Señor, con el pan y el vino, los frutos de nuestra confirmación: testimonio, misión y aceptación alegre de nuestras cruces, en el amor.
Comunión
“Si me aman -dice el Señor- cumplan mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y Él les dará otro consolador que permanecerá con ustedes para siempre” (Jn 14, 15-16).
Despedida
El cristiano es el que sabe dar razón de su esperanza por la fuerza de su fe en Dios, y gracias al amor que le infunde el Espíritu Santo. Vayamos a anunciar la Buena Nueva.