Motivación de entrada
La liturgia nos presenta la más completa autorrevelación de Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Jesús es el único camino al Padre, la única verdad salvadora, la vida que no tiene fin.
Acto penitencial
Nos examinamos sobre las palabras con que Jesús se ha definido: ¿es realmente el camino al Padre para mí, para nosotros?, ¿es el único maestro cuya verdad aceptamos y seguimos, o buscamos a otros maestros?, ¿en qué sentido Jesús es para mí, para nosotros, la vida?
LECTURAS BÍBLICAS
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 9, 26-31.
Pablo convertido es aceptado en la comunidad de Jerusalén, por los buenos oficios de Bernabé que convence a los Apóstoles con estas palabras: “Pablo ha visto al Señor en el camino”; es decir, en la comunidad de Jesús.
Segunda lectura: 1Juan 3, 18-24.
La conciencia limpia y recta nos abre a la confianza en Dios, más allá de nuestro pecado; y nos ayuda a cumplir a cabalidad los mandamientos. Así viviremos en Dios.
Evangelio: Juan 15, 1-8.
Con el símil de la vid y los sarmientos, Jesús nos recuerda que la unión con él es condición de vida y que nada bueno y válido podemos hacer sin él.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
Con el pan y el vino, presentamos nuestra actividad misionera y nuestros sacrificios que sólo Dios conoce.
Comunión
“Yo soy la vid verdadera y vosotros los sarmientos; el que queda en mi y Yo en él, da mucho fruto”. Eso debe asegurarnos la comunión con Cristo.
Despedida
Como auténticos creyentes y discípulos de Jesús, anunciemos que sólo él es “el Camino, la Verdad y la Vida”, el único salvador.