La Anunciación del Señor (S). Blanco.
Gloria. Se dice Credo, a las palabras: Por obra y gracia del Espíritu Santo…, todos se arrodillan. Prefacio propio.
Un sí cambió la historia…
El sí de María es fundamental para la Historia de la Salvación. Más allá de sus cuestionamientos a la propuesta divina, su sí es libre, voluntario y fiel hasta el martirio del Gólgota. En este día de la Anunciación del Señor celebramos la visita del ángel Gabriel entregándole la propuesta de ser la Madre del Salvador.
Por esta elección, desde ahora toda su persona se referirá a Cristo, siendo la principal colaboradora de la misión de su Hijo. “Al pronunciar el sí de la Anunciación y al dar su consentimiento al Misterio de la Encarnación, María colabora ya en toda la obra que debe llevar a cabo su Hijo. Ella es madre allí donde él es Salvador y Cabeza del Cuerpo místico” (Catecismo de la Iglesia, nº 973).
El documento de Aparecida (nº 553) nos motiva para que: “nos ayude la compañía siempre cercana, llena de comprensión y ternura, de María Santísima. Que nos muestre el fruto bendito de su vientre y nos enseñe a responder como ella lo hizo en el misterio de la anunciación y encarnación. Que nos enseñe a salir de nosotros mismos en camino de sacrificio, amor y servicio, como lo hizo en la visitación a su prima Isabel, para que, peregrinos en el camino, cantemos las maravillas que Dios ha hecho en nosotros conforme a su promesa”.
Que el sí de María estimule nuestro sí al proyecto que Dios tiene sobre nosotros, sea como laicos –en la familia, en el trabajo, en la política–, o en el servicio de la vida presbiteral o consagrada; allí donde el Señor nos haya propuesto ser sus colaboradores en el Reino de Dios. Dios les bendiga,
P. Martín Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Dios se hace uno de nosotros, expresándonos así, la profundidad infinita de su amor por nosotros. Aprendamos a acoger su voluntad como lo hizo María con su Sí.
1ª LECTURA Is 7, 10-14; 8, 10
Guía: Llegará el momento en que Dios estará al lado nuestro como uno de nosotros, dice el profeta.
Lectura del libro de Isaías.
El Señor habló a Ajaz en estos términos: “Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del abismo, o arriba, en las alturas”. Pero Ajaz respondió: “No lo pediré ni tentaré al Señor”. Isaías dijo: “Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel, que significa ‘Dios con nosotros’”. Palabra de Dios.
SALMO Sal 39, 7-11
R. ¡Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad!
Tú no quisiste víctima ni oblación, pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: “Aquí estoy”. R.
“En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: Yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón”. R.
Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, Tú lo sabes, Señor. R.
No escondí tu justicia en el fondo de mi corazón, proclamé tu fidelidad y tu salvación, y no negué ante la gran asamblea tu amor y tu fidelidad. R.
2ª LECTURA Heb 10, 4-10
Guía: Lo que auténticamente agrada a Dios Padre, es la obediencia de sus hijos.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: “Tú no has querido sacrificios ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: ‘Aquí estoy, yo vengo –como está escrito de mí en el libro de la Ley– para hacer, Dios, tu voluntad’”. Él comienza diciendo: “Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley”. Y luego añade: “Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad”. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre. Palabra de Dios.
ALELUIA Jn 1, 14
Aleluia. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y nosotros hemos visto su gloria. Aleluia.
EVANGELIO Lc 1, 26-38
Guía: Más allá de la grandeza de la misión, de las dudas y del temor, María da un Sí absoluto al designio divino. Ella es modelo del discipulado.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo!”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser esto, si yo no convivo con ningún hombre?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: En el momento de ofrecer el pan y el vino, te ofrecemos Señor nuestra vida, para que hagas tu voluntad.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Dispongámonos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús, alimento de Vida eterna.
DESPEDIDA
Guía: Agradecidos por haber celebrado a Dios con nosotros, vayamos a vivir con alegría lo que como comunidad hemos compartido.