Este libro de bolsillo pertenece a nuestra colección de vida de santos denominada Testigos. Esta iniciativa de SAN PABLO da vida a las experiencias de hombres y mujeres que hicieron propia la causa de Cristo.
En esta oportunidad presentamos la vida de Martín de Porres, o también conocido como Fray Escoba.
Es en la humildad, bien lo sabe María de Nazaret, dónde mejor se refleja Dios y su obra de misericordia a favor de los más desprotegidos. Es en la humildad donde los dones de Dios se despliegan y manifiestan a favor de los que él ama.
Dios elige a los que el mundo rechaza, todo esto lo experimento este santo mulato, hermano menor dominico e hijo de una madre soltera.
San Martín de Porres, no escribió ningún libro, ni plegarias, ni sermones. Su vida fue la predicación y la acción compasiva. Inició una nueva expresión de la vida espiritual, radical, simple y santa, donde estuvo el don de la alegría espontánea y una capacidad para convertir el sufrimiento y la opresión de los pobres en un encuentro con Dios. Por esta razón se le conoce como el santo patrono de la justicia social.
Despreciado por negros y blancos no vaciló en ayudar a los más miserables de su pueblo, sin diferenciar el color de su raza. Curó enfermos y reparó almas desechas. Tuvo el don de levitar durante sus oraciones y en momentos apremiantes se hizo invisible a los ojos de los humanos. Muchas veces estuvo físicamente en dos lugares a la vez, para multiplicarse en sus ayudas, y llegó a manejar el control sobre los elementos por la misma finalidad de ser útil. Pero por sobre todo fue su entrega resuelta y absoluta a los pobres y hambrientos lo que le valió un lugar en el corazón de la gente del pueblo peruano, que consagró su santidad en vida durante los años de la esclavitud.
A pesar de su manifiesta santidad debieron pasar más de tres siglos y medio para que el menesteroso mulato de Lima fuera elevado a los altares de la Iglesia católica.
Este pequeño texto conlleva la siguiente reafirmación: todos los que tengan un corazón misericordioso por la opresión de los más débiles y se quieran empeñar a remediarlo, comenzarán a amar al santo mulato y en él podrán descubrir las maravillas que Dios realiza en los pequeños y humildes.