Santa Águeda, v. y mr. (MO). Blanco o Rojo.
Leccionario Santoral: 1Cor 1, 26-31; Sal 30, 3-4. 6. 8. 16-17; Lc 9, 23-26.
Prefacio de santas vírgenes.
Reseña
Águeda nació en Catania (Italia) hacia el año 230. A los 15 años decide seguir el camino de las vírgenes consagradas. Sobre ella se conocen varias historias, no fáciles de conjugar. A ciencia cierta, a principio del siglo IV, sufrió el martirio por no aceptar la propuesta de matrimonio siendo malvadamente tratada, imputándole incluso sus senos. Una razón por la cual entra en la lista de los mártires, es que pronto fue venerada por la gente. Y hacia fines del siglo V o VI su nombre, junto con el de santa Lucía, aparecen en el Canon del rito romano, ambrosiano y ravenés.
LECTURA Heb 12, 18-19. 21-24
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Ustedes no se han acercado a algo tangible: “fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad, sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras”, que aquéllos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando. Este espectáculo era tan terrible, que Moisés exclamó: Estoy aterrado y tiemblo. Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección, a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel. Palabra de Dios.
Comentario: La carta a los hebreos diferencia la experiencia de Israel, en el Sinaí, con la que tenemos aquellos que seguimos a Jesús. Moisés y su pueblo estaban desbordados por el miedo, porque aún no conocían la presencia cercana y amorosa de Dios como ahora sucede, por medio de su Hijo, que libera y salva.
SALMO Sal 47, 2-4. 9-11
R. ¡El Señor es grande y digno de alabanza!
El Señor es grande y digno de alabanza, en la Ciudad de nuestro Dios. Su santa Montaña, la altura más hermosa, es la alegría de toda la tierra. R.
La Montaña de Sión, la Morada de Dios, es la Ciudad del gran Rey: el Señor se manifestó como un baluarte en medio de sus palacios. R.
Hemos visto lo que habíamos oído en la Ciudad de nuestro Dios, en la Ciudad del Señor de los ejércitos, que Él afianzó para siempre. R.
Nosotros evocamos tu misericordia en medio de tu Templo, Señor. Tu alabanza, lo mismo que tu renombre, llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia. R.
ALELUIA Mc 1, 15
Aleluia. El Reino de Dios está cerca. Crean en la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Mc 6, 7-13
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. Palabra del Señor.
Comentario: La misión confiada por Jesús a los Doce es una tarea netamente comunitaria. Él llama y unge en forma individual, pero el envío es como grupo apostólico, cada uno con sus dones. Quien se “manda solo” desarma lo que Jesús quiso: una comunidad de fe y de misión.