Santo Tomás de Aquino, p. y d. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Sab 7, 7-10. 15-16; Sal 118, 9-14; Mt 23, 8-12.
Reseña
Santo Tomás de Aquino nació hacia el año 1225 en Roccasecca, Aquino. Ingresó como religioso de la Orden de Predicadores (Dominicos). Alumno de Alberto Magno, luego con su pensamiento y escritos dejó un aporte valioso a la teología que ha perdurado en el tiempo. Escribió aquello que había contemplado, en éxtasis, y lo encontró insignificante en relación a lo visto. Murió el 07 de marzo del año 1274, mientras se dirigía a Lyón a participar del Concilio. Fue nombrado Doctor de la Iglesia, llamado el “Doctor Angélico”. Patrono de las Universidades y estudiantes católicos.
LECTURA Heb 10, 11-18
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Los sacerdotes del culto antiguo se presentan diariamente para cumplir su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente ineficaces para quitar el pecado. Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios, donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies. Y así, mediante una sola oblación, Él ha perfeccionado para siempre a los que santifica. El Espíritu Santo atestigua todo esto, después de haber anunciado: “Ésta es la Alianza que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su conciencia, y no me acordaré más de sus pecados ni de sus iniquidades”. Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna otra oblación. Palabra de Dios.
Comentario: La carta a los hebreos muestra la superioridad del único sacrificio de Cristo con los que antes fueron ofrecidos, con animales, en la Antigua Alianza. Esta supremacía también se manifiesta en los efectos que causa, en el interior de las personas, recibiendo la bondad y la misericordia de Dios.
SALMO Sal 109, 1-4
R. ¡Tú eres sacerdote para siempre!
Dijo el Señor a mi señor: «Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies». R.
El Señor extenderá el poder de tu cetro: « ¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos! Tú eres príncipe desde tu nacimiento, con esplendor de santidad; Yo mismo te engendré como rocío, desde el seno de la aurora». R.
El Señor lo ha jurado y no se retractará: «Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec». R.
ALELUIA
Aleluia. La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre. Aleluia.
EVANGELIO Mc 4, 1-20
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús comenzó a enseñar a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a Él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla. Él les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba: « ¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no había mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno». Y decía: «¡El que tenga oídos para oír, que oiga!» Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de Él junto con los Doce le preguntaban por el sentido de las parábolas. Y Jesús les decía: «A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola, a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón». Jesús les dijo: «¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás? El sembrador siembra la Palabra. Los que están al borde del camino son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos. Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría; pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa. Y los que reciben la semilla en tierra buena son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno». Palabra del Señor.
Comentario: Dios esparce su Palabra por el mundo, con la generosidad y el amor que son de su esencia. A nadie le obliga a creer, más bien respeta las leyes de la naturaleza: sembrar, germinar, nacer y crecer. De allí que a cada uno le llega su primavera espiritual para reconocer a su Sembrador.