Es un lenguaje universal y un modo de expresar sentimientos. Platón dijo que la música es para el alma, lo que la gimnasia es para el cuerpo. Nietzsche dijo que sin música la vida sería un error. La música nos transmite paz, amor y alegría. Sin música, este viaje llamado vida no sería el mismo.
El 22 de noviembre celebramos el Día Universal de la Música, en homenaje a santa Cecilia, patrona de los músicos, proclamada por el papa Gregorio XIII, en el año 1594.
Cecilia vive durante el siglo IV, pertenece a la alta sociedad romana y se convierte al cristianismo. Como ocurre a las mujeres de su época, por deseo expreso de su padre, contrae matrimonio con un aristócrata pagano. Se cuenta que durante su boda, mientras los músicos interpretan los cantos, ella cantaba a Dios, a quien había decidido entregar su vida.
El Papa nombra a Cecilia patrona de la música con el fundamento de que “había demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convierte así su nombre en símbolo de la música”.
Estudios posteriores afirman que esta inclinación no es motivo suficiente para este nombramiento. El hecho más probable para relacionarla con la música es que, desde muy joven y de acuerdo con la costumbre y tradición de las familias patricias romanas, Cecilia habría tocado algún instrumento musical, probablemente la lira, la cítara o algún tipo de arpa, como cualquier otra muchacha de la alta sociedad romana.
Junto con celebrar con las personas que se dedican a la música en todos sus géneros: clásica, jazz, blues, salsa, popular, rock and roll y metal, por nombrar a algunos, también saludamos a los profesores de música, a los alumnos que estudian una carrera musical y a todas las personas que hacen posible estudiar en los conservatorios.
También es oportuno agradecer, animar y valorar la participación de las personas que forman el coro de la parroquia, capilla, santuario, colegio, que cada domingo y en otras ocasiones, con su aporte musical, animan nuestras celebraciones litúrgicas.
En Jesús, María y Pablo,
El Director.