El encanto de las nuevas tecnologías, la publicidad, y todo lo que compone nuestra sociedad globalizada, ha levantado un manto de duda y desconfianza frente a las instituciones y/o grandes estructuras de poder social, político, económico, y también religioso. En este último ámbito, las inseguridades pueden exponer a las personas a manipulaciones, que impiden ver con claridad ante cuál tipo de guía se está expuesto.
Ante esta situación de incertidumbre espiritual y de vida, se puede optar por seguir aquellas directrices de donde sea que provengan, sin pensar muchas veces en el daño colateral, cuando la guía pasa de ser una ayuda a un tipo de control mental que aliena al hombre, y estropea su libertad. De ahí la importancia de este Número 198 de Revista Cuadernos de Espiritualidad, un conjunto de artículos preparados especialmente para enfrentarnos sin miedo a la comprensión de nosotros mismos, con el cuidado de un vigía atento y empático, de quien no provienen todas las respuestas o fórmulas mágicas, sino la escucha atenta de buen lector de nuestros pasos.
Los artículos, nos abren hacia una comprensión acerca de las necesidades y límites del acompañamiento en la formación de la conciencia personal. Palabras que nos acercan a las nociones centrales de la orientación espiritual. Una lectura fructífera que funciona como una práctica guía que trata los límites que deben considerarse para no dañar a quienes participan de este tipo de experiencias.
Y es que, apoyar el proceso de este encuentro activo y consciente, implica un intercambio de categorías reflexivas y de aprendizajes afectivos y espirituales, es precisamente bajo estos que se corren ciertos riesgos en un acompañamiento espiritual. Riesgos que pueden afectar tanto al acompañante como al acompañado, como la Inflación del ego, manipulación de conciencia, experiencia de enamoramiento, acompañante sin conocimientos, o acompañado dependiente de una figura autoritaria.
Es a partir de un desarrollo responsable y desinteresado que puede lograrse una apertura de conciencia que permita al hombre en libertad comprenderse a sí mismo, su entorno, y las relaciones que le rodean como ser social. Por esta razón es importante observar aquellos detalles que aluden a la dirección de ruta de cada individuo, y que forman parte de todo un proceso de desarrollo de la autoconciencia, generación de confianzas, mejora de autoestima, y claridad en el discernimiento espiritual. Cuestiones que pueden ser bien encausadas por un orientador, siempre y cuando tenga la capacidad y las cualidades que motiven un diálogo constructivo, dotado de empatía y libertad.