Lectura del libro de los Proverbios.
El corazón del rey es una corriente de agua en manos del Señor: Él lo dirige hacia donde quiere. Al hombre le parece que todo su camino es recto, pero el Señor pesa los corazones. Practicar la justicia y el derecho agrada al Señor más que los sacrificios. Los ojos altaneros, el corazón arrogante, la luz de los malvados: todo eso es pecado. Los proyectos del hombre laborioso son pura ganancia, el que se precipita acaba en la indigencia. Tesoros adquiridos con engaños son ilusión fugaz de los que buscan la muerte. El alma del malvado desea el mal, él no se apiada de su prójimo. El simple se hace sabio cuando se castiga al insolente, y asimila la ciencia cuando se instruye al sabio. El justo observa la casa del malvado y precipita en la desgracia a los malos. El que cierra los oídos al clamor del débil llamará y no se le responderá. Palabra de Dios.
Comentario: En la mentalidad semita, el “corazón” era la sede de la actividad intelectual y afectiva del hombre. Por tanto, Dios orienta el entendimiento y la voluntad. Pero el corazón de algunos se ha pervertido y endurecido, porque hacen del mal una forma de vida, prefiriendo las tinieblas en vez de la luz. Por eso, la riqueza y en general la vida cimentada en la mentira, no tiene consistencia y está condenada a la confusión y a la ruina.
R. ¡Condúceme por la senda de tus mandamientos, Señor!
Felices los que van por un camino intachable, los que siguen la ley del Señor. Instrúyeme en el camino de tus leyes, y yo meditaré tus maravillas. R.
Elegí el camino de la verdad, puse tus decretos delante de mí. Instrúyeme, para que observe tu ley y la cumpla de todo corazón. R.
Condúceme por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo puesta mi alegría. Yo cumpliré fielmente tu ley: lo haré siempre, eternamente.R.
Aleluia. Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte». Pero Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican». Palabra del Señor.
Comentario: Integrarnos a la familia de Jesús no se logra solo con lazos de sangre, nacionalidad o, diríamos hoy, de pertenencia a una u otra iglesia. La familiaridad se alcanza escuchando y poniendo en práctica su Palabra, como lo hizo María, aun siendo su madre.