NATIVIDAD DEL SEÑOR (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio de Navidad.
Dios nos llama al celular
¿Cuántas llamadas telefónicas recibe cada día? ¿Cuánto mensajes en las redes sociales que usted participa? ¿Cuántos golpean en la puerta de su casa?
¿Alguna vez pensó que uno de ellos puede ser Dios? Sí, Dios. Dios habla por un ser querido que pide oraciones. Dios llama por el ser querido que parte. Dios se comunica por el que manda buenos mensajes. Dios se comunica por los que piden un pedazo de pan o limpian el vidrio del auto.
Dios habló desde la Creación a nuestros días. Y hoy al celebrar la Natividad del Señor, nos habla por medio de su Hijo, como leemos en la segunda lectura. Dios no necesita más de intermediarios, y los cuatro evangelistas nos han dejado su vida y palabras.
Pero hay dos grupos de receptores de su mensaje, como nos recuenta san Juan en el Evangelio: aquellos que no lo recibieron y los que lo acogieron dándoles el poder de “ser hijos de Dios”.
Lamentable, sería que sonara nuestro teléfono y no lo atendamos, y perdamos la maravillosa oportunidad de decirle: “Hola, aquí estoy para escucharte y servirte”.
Navidad: Dios nos visita, por medio de su Hijo, y nos trae el amor de su Padre. Que este día no sea solo de carne asada, buen vino, dulces y regalos. Que no falte lo principal de la celebración que propone la Iglesia: escuchar a Jesús que nos trae la Palabra de Dios y quiere decirnos como cuando algunos querían quedar bien con su Madre: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican» (Lc 11, 28).
Y si en esta Navidad logramos escuchar al Señor, podremos salir a terreno y llevar la Buena Noticia que anticipara Isaías, en la primera lectura.
¡¡¡Ring, Ring!!! Alo, sí ¿Quién habla?
Soy Jesús que te llamo: ¡Feliz Navidad!
Dios les bendiga,
P. Martín Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia hace suyas, en esta celebración, las palabras del profeta Isaías: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. La insignia del poder está sobre sus hombros y se le llamará Consejero admirable” (Is 9, 6). Es toda una invitación a reflexionar y adorar.
1ª LECTURA Is 52, 7-10
Guía: Con estilo poético, el profeta anuncia el retorno de Dios en medio de su pueblo.
Lectura del libro de Isaías.
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!» ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión. ¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, Él redime a Jerusalén! El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios. Palabra de Dios.
SALMO Sal 97, 1-6
R. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Canten al Señor un canto nuevo, porque Él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales; con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey. R.
2ª LECTURA Heb 1, 1-6
Guía: Dios, después de hablar a los hombres de muchas maneras por los profetas, ahora nos ha hablado por su mismo Hijo.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo. Él es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. Él sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia. ¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: «Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy»? ¿Y de qué ángel dijo: «Yo seré un padre para él y él será para mí un hijo»? Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: «Que todos los ángeles de Dios lo adoren». Palabra de Dios.
ALELUIA
Aleluia. Nos ha amanecido un día sagrado; vengan, naciones, adoren al Señor, porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra. Aleluia.
EVANGELIO Jn 1, 1-18
Guía: El evangelista Juan, divinamente inspirado, nos hace remontar al misterio de Dios: Jesús es la palabra eterna del Padre que se hace hombre para salvarnos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él, al declarar: «Éste es Aquél del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo». De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Dios Hijo único, que está en el seno del Padre. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: En el día de Navidad, el ofertorio del pan y del vino cobra un significado particular.Dios se hace uno de nosotros en Belén, que significa “casa del pan”. Nos comprometemos a que no falte el pan en ningún hogar, por amor a Cristo.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Comulguemos hoy con Jesús, palabra de Dios hecha carne, mientras pedimos que nuestra vida y la de nuestros hermanos de comunidad se transformen en una perenne Navidad.
DESPEDIDA
Guía: Dios se ha hecho hombre para que el hombre llegue a poseer la vida divina. Es la alegre noticia que debemos anunciar a todos en esta Navidad, con nuestra palabra y, sobre todo, con el testimonio de nuestra vida.