3° de Adviento. Morado.
No se dice Gloria. Credo. Prefacio de Adviento.
Está entre nosotros y no lo conocemos
“En medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen”, dijo Juan el Bautista refiriéndose a Jesús, que ya se mueve entre quienes se ponen en la fila de los pecadores para ser bautizados. Uno entre la muchedumbre que acude a escuchar al profeta que quiere allanar el camino al Mesías anunciado.
Las palabras del Bautista pueden resonar también hoy en nuestras comunidades y familias, instituciones educativas y empresas, hasta en los estadios… Seguramente provocarán siempre inquietud. Jesús está en medio de nosotros. ¿Lo conocemos de verdad? ¿Lo seguimos? ¿Vivimos como él nos enseñó? ¿Es una presencia molesta?
Nuestra mayor desgracia puede ser que, sabiendo que él existe porque tenemos buena información, en realidad, nunca nos hemos contactado con él. No nos atrae ni nos hace cambiar de actitudes de vida. Es una presencia sin consecuencias. No nos dice nada.
En las iglesias estamos siempre hablando de Jesús. En teoría, no hay nada más importante. Después nos metemos en nuestros grupos, ideas, proyectos y actividades, y a él lo dejamos de lado. Nos sentimos los protagonistas del Reino, cuando ni siquiera nos hizo administradores. Nos olvidamos de que el rey es él.
El mundo necesita urgentemente testigos de Jesús, creyentes que se parezcan más a él en su forma de ser, pensar y vivir. Esas son las personas que realmente allanan hoy los caminos del Señor que vino y que viene cada día.
Precisamos testigos y pastores que nos hagan sentir la compasión y la misericordia de Dios.
Nadie es dueño de la Palabra de Dios, pero todos tenemos que ser una voz que contagia e invita a recibir al Señor. Así, celebraremos la Navidad del Señor en los corazones de los hombres, porque primero la hemos celebrado en el nuestro.
“En medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen” (Jn 1, 26).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Toda la liturgia de hoy está dominada por la alegría y la paciencia. Dios quiere la felicidad de sus hijos, pero les exige que se abran a ella con obras de paciencia y de esperanza.
1ª LECTURA Is 61, 1-2. 10-11
Guía: El profeta se alegra en el Señor y anuncia la salvación a los pobres y oprimidos.
Lectura del libro de Isaías.
El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor. Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque Él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas. Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones. Palabra de Dios.
SALMO [Sal] Lc 1, 46-50. 53-54
R. Mi alma se regocija en mi Dios.
Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz. R.
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. R.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia. R.
2ª LECTURA 1Tes 5, 16-24
Guía: En un clima de alegría, san Pablo nos invita a permanecer irreprensibles a la espera de la venida del Señor.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Hermanos: Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús. No extingan la acción del Espíritu; no desprecien las profecías; examínenlo todo y quédense con lo bueno. Cuídense del mal en todas sus formas. Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser –espíritu, alma y cuerpo– hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará. Palabra de Dios.
ALELUIA Is 61, 1
Aleluia. El Espíritu del Señor está sobre mí; Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres. Aleluia.
EVANGELIO Jn 1, 6-8. 19-28
Guía: La actitud de Juan el Bautista nos indica cuál debe ser la conducta del cristiano: abrir el camino a Cristo y dejar que él actúe en nosotros.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz. Éste es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: «¿Quién eres tú?» Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: «Yo no soy el Mesías». «¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: «¿Eres Elías?» Juan dijo: «No». «¿Eres el Profeta?» «Tampoco», respondió. Ellos insistieron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?» Y él les dijo: «Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías». Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: «¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Juan respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia». Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: “Dios ama al que da con alegría” y no le gusta lo que se le ofrece con desgano. Es el momento de recordarlo mientras hacemos el ofrecimiento del pan, del vino y de otros dones.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: El recibir a Cristo y saber que viene a estar con nosotros, es manantial de alegría, pero también nos compromete a llevar una vida digna.
DESPEDIDA
Guía: Reconfortados con la palabra de Dios y con la fuerza del sacramento, vayamos a anunciar y testimoniar que Cristo ha venido, viene pronto, viene siempre.