Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: «¡Ay de Asiria! Él es el bastón de mi ira y la vara de mi furor está en su mano. Yo lo envío contra una nación impía, lo mando contra un pueblo que provocó mi furor, para saquear los despojos y arrebatar el botín, y pisotearlo como al barro de las calles. Pero él no lo entiende así, no es eso lo que se propone: él no piensa más que en destruir y en barrer una nación tras otra». Porque el rey de Asiria ha dicho: «Yo he obrado con la fuerza de mi mano, y con mi sabiduría, porque soy inteligente. He desplazado las fronteras de los pueblos y he saqueado sus reservas: como un héroe, he derribado a los que se sientan en tronos. Mi mano tomó como un nido las riquezas de los pueblos; como se juntan huevos abandonados, así he depredado toda la tierra, y no hubo nadie que batiera las alas o abriera el pico para piar». ¿Se gloría el hacha contra el leñador? ¿Se envanece la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejara al que lo empuña y el palo levantara al que no es un leño! Por eso el Señor de los ejércitos hará que la enfermedad consuma su vigor y dentro de su carne hará arder una fiebre, como el ardor del fuego. Palabra de Dios.
Comentario: Del mensaje del Profeta se desprende que, aunque muchos invasores como los reyes asirios, caldeos o persas hayan sido vistos como instrumentos de castigo, no por eso son liberados de la responsabilidad histórica por los males causados. Porque para ellos habrá un castigo (Is 10, 12). Es decir, no quedarán impunes de responsabilidad histórica todos aquellos que valiéndose de su pensamiento o ideología atenten contra los derechos de un pueblo o nación.
R. El Señor no abandona a su pueblo.
Los malvados pisotean a tu pueblo, Señor, y oprimen a tu herencia; matan a la viuda y al extranjero, asesinan a los huérfanos. R.
Y exclaman: «El Señor no lo ve, no se da cuenta el Dios de Jacob». ¡Entiendan, los más necios del pueblo!, y ustedes, insensatos, ¿cuándo recapacitarán? R.
El que hizo el oído, ¿no va a escuchar? El que formó los ojos, ¿será incapaz de ver? ¿Dejará de castigar el que educa a las naciones y da a los hombres el conocimiento? R.
Porque el Señor no abandona a su pueblo ni deja desamparada a su herencia: la justicia volverá a los tribunales y los rectos de corazón la seguirán. R.
Aleluia. Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Palabra del Señor.
Comentario: En esta corta plegaria de Jesús se describe su reacción espontánea y jubilosa. Pero también esta oración mesiánica es una voz de esperanza y alerta para los desheredados de este mundo. Jesús denuncia la falsa religiosidad de su tiempo, porque su éxito no está en saber interpretar la Palabra de Dios, sino en la capacidad de captar la presencia de Dios en la historia y disponibilidad para responder a su llamado.
1 Comment
Gloria a Ti Señor Jesús…