NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio propio.
El juicio de la compasión
El evangelio de hoy es una profecía del juicio que nos espera. El Señor imagina el diálogo entre el Juez en el trono, él mismo y todos nosotros. Nuestro juicio será un instante de luz divina sobre nuestra existencia, que será salvada solo por su misericordia y su compasión. Ningún mortal puede ganarse el cielo, esa felicidad está más allá de lo que podemos alcanzar o merecer. Pero, para que esa luz divina nos sumerja en Dios por toda la eternidad, necesitamos vivir con los criterios que Dios sembró en nuestro corazón cuando nos llamó a la vida: el amor, la compasión, la sensibilidad, la razón que supera los instintos y nos sitúa en la relación con los demás.
A lo largo de los siglos, los cristianos han visto, en este diálogo imaginario, la mejor síntesis del evangelio, el valor absoluto de la compasión amorosa por el prójimo y la advertencia más dura a quienes se refugian falsamente en la religión.
Todos, sin excepción, seremos juzgados con el mismo criterio. No tendrán ningún valor la condición social, las jerarquías en la Iglesia, el talento personal o los títulos. Lo decisivo será el amor compasivo y solidario, pero concretizado en obras, con nuestros hermanos.
Lo decisivo ante Dios no serán nuestras devociones, sino los gestos de ayuda a los necesitados. Pueden brotar de una persona creyente o del corazón de un ateo. Lo que el Señor nos dice, varias veces en su evangelio, es que, si estamos en sintonía con él, tenemos que ser más compasivos que los que no creen…
Este sorprendente mensaje nos lleva a todos a compadecernos con los que sufren. No hay religión verdadera, no hay cambios sociales, no hay derechos humanos si no es defendiendo a los más necesitados, aliviando su sufrimiento y restaurando su dignidad.
En cada persona que sufre, Jesús nos sale al encuentro, nos mira y nos cuestiona. Nada nos acerca más a él que tratar al prójimo con compasión. Ningún artista podrá jamás imaginar mejor el rostro del Señor que en el semblante de quien nos necesita.
“Señor, ¿cuándo te vimos hambriento… sediento… desnudo… enfermo o preso?” (Mt 25, 37-39).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La celebración de hoy es toda una alabanza a Cristo, rey del Universo, rey de los corazones: un rey que no excluye a nadie y quiere salvar a todos con la fuerza de su amor misericordioso.
1ª LECTURA Ez 34, 11-12. 15-17
Guía: Con una parábola, el profeta presenta a Dios como pastor de su pueblo que reprocha a los reyes y jefes del pueblo haber descuidado a la grey.
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas. Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar –oráculo del Señor–. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia. En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos. Palabra de Dios.
SALMO Sal 22, 1-3. 5-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas. Me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
2ª LECTURA 1Cor 15, 20-26. 28
Guía: Este texto de Pablo nos reconforta en nuestra actividad misionera por el Reino. Cristo al final vencerá a la muerte y entregará al Padre el universo redimido y reconciliado para que “Dios sea todo en todas las cosas”.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida. En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte. Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos. Palabra de Dios.
ALELUIA Mc 11, 9. 10
Aleluia. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David! Aleluia.
EVANGELIO Mt 25, 31-46
Guía: La mejor síntesis del evangelio de hoy nos la sugiere san Juan de la Cruz: “En la tarde de nuestra vida seremos juzgados sobre el amor”; el amor de obras concretas para con los hermanos.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”. Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. Luego dirá a los de la izquierda: “Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron”. Estos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?”. Y él les responderá: “Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna». Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: El ofrecimiento del pan y del vino, quiere simbolizar hoy nuestra generosa e incondicional entrega a trabajar por el adviento del Reino: iVenga a nosotros tu Reino!
PREPARACIÓN PARA LA COMUNIÓN
Guía: En nuestra comunión con Cristo Rey, pedimos que sea fuerza para seguirlo en todo y gozarlo un día en su reino glorioso.
DESPEDIDA
Guía: Vayamos alegres y esperanzados a anunciar y a trabajar para que se haga realidad el Reino de Cristo: reino eterno y universal; reino de verdad, de vida, de santidad y de gracia, de justicia, amor y paz.