Lectura del primer libro de los Reyes.
Elías caminó durante cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb. Allí entró en la gruta y pasó la noche. El Señor le dijo: «Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor». Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave. Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta. Entonces le llegó una voz, que decía: «¿Qué haces aquí, Elías?». Él respondió: «Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares y mataron a tus profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida». El Señor le dijo: «Vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Cuando llegues, ungirás a Jazael como rey de Arám. A Jehú, hijo de Nimsí, lo ungirás rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti». Palabra de Dios.
Comentario: El Profeta se siente amenazado y está en crisis. Por eso regresa a su lugar de origen, al desierto y al monte Horeb, donde se manifestó el Dios de la liberación. Tiene la idea de encontrar al Dios todopoderoso, de la corte y terrible, que se muestra en la naturaleza. Sin embargo, Yahvé se manifiesta suave y sensible, “en la brisa suave”, cerca de la fragilidad humana.
R. ¡Yo busco tu rostro, Señor!
¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: «Busquen mi rostro». R.
Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, Tú, que eres mi ayuda. R.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. R.
Aleluia. Brillen como rayos de luz en el mundo, mostrando la Palabra de Vida. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero Yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: “El que se divorcia de su mujer debe darle una declaración de divorcio”. Pero Yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido comete adulterio. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús no quiere el mal de nuestro cuerpo, sino el bien del alma. Así como es doloroso cortarse un miembro sin anestesia, lo es también el dolor que causa al alma el perder un miembro por utilizarlo en el pecado. Jesús nos habla del adulterio del varón cuando en el modo de pensar de la época se consideraba a la mujer como la parte culpable. De este modo, Jesús toma posición a favor de la dignidad de la mujer y reafirma la responsabilidad del varón. Además, prohíbe el divorcio recordando el plan de Dios al crear al hombre y a la mujer.