Todos los Santos (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio propio.
Semana 30º durante el año – Semana II del Salterio.
La felicidad
No es el título una frase que busca despertar tu curiosidad… Nos valemos del evangelio de este día, donde leemos justamente “Las Bienaventuranzas” de Jesús.
¿Quién es el bienaventurado? Los diccionarios afirman que es el “afortunado” por aquello que ha recibido gratuitamente o logrado por su esfuerzo. Es la persona feliz por lo que es o le sucede… En el caso de las Bienaventuranzas es aquel que por responder a la gracia de Dios un día lo verá cara a cara… ¿No es acaso esto lo que más desea toda persona? Sí, toda persona busca la felicidad… Y más aún como hijos de Dios (segunda lectura) estamos llamados (primera lectura) a la felicidad. Dios nos creó para que lo seamos realmente.
Sin embargo que algunos buscan encontrar este anhelo profundo, con el cual fuimos creados, por caminos equivocados. La base de estos “pecados capitales” (cabeza de otros) son el buscar desenfrenadamente el poder (dominar a los otros), el placer (complaciéndose de forma egoísta) y la fama (preocuparse solo por ser aplaudidos).
Dios nos quiere felices, pero haciendo felices a los demás. Para ello, es necesario tener el espíritu del pobre (necesitado y generoso), ser manso (luchar sin resentimientos), estar afligido (buscar y esperar el consuelo de Dios y no alguien que lo reemplace), ser misericordioso (no juzgar y dar compasión, perdón y amor), tener el corazón limpio (actuar con claridad y sin segundas intenciones), trabajar por la paz (la que nos dio Jesús, no el mundo) y prepararse para ser perseguido (lo que le pasó a nuestro Maestro).
Este es el camino de la felicidad, o de la santidad cristiana, como queramos llamarlo, del cual nadie puede quedar excluido si descubre el motivo por el cual Dios nos creó y luego nos recreó en el bautismo.
P. Martín Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: Celebramos a todos los que gozan de la gloria de Dios, sin haber sido reconocidos como “santos” por la Iglesia. Este día nos recuerda que, desde nuestro bautismo, todos estamos llamados a la santidad.
1ª LECTURA Apoc 7, 2-4. 9-14
Guía: San Juan ve una gran multitud que ya goza de Dios: ellos han pasado por tribulaciones, mientras que ahora adoran y alaban al Creador.
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, vi a un Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: «No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios». Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000, pertenecientes a todas las tribus de Israel. Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: «¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!». Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: «¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!». Y uno de los Ancianos me preguntó: «¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?». Yo le respondí: «Tú lo sabes, señor». Y él me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero». Palabra de Dios.
SALMO Sal 23, 1-6
R. ¡Bendito los que buscan al Señor!
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque Él la fundó sobre los mares, Él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente. R.
Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan su rostro, Dios de Jacob. R.
2ª LECTURA 1Jn 3, 1-3
Guía: Por su gran amor, Dios nos llama a ser y reconocernos hijos suyos. Este regalo nos compromete a llevar una vida acorde a nuestro Padre.
Lectura de la primera carta de san Juan.
Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a Él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. El que tiene esta esperanza en Él, se purifica, así como Él es puro. Palabra de Dios.
ALELUIA Mt 11, 28
Aleluia. «Vengan a mí los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré», dice el Señor.
EVANGELIO Mt 4, 25—5, 12
Guía: Las bienaventuranzas son la meta de todo cristiano. Seremos felices en la medida en que seamos pobres, misericordiosos y constructores de la paz.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a Él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron». Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: El pan y el vino son frutos de la tierra y de nuestro trabajo cotidiano. El Espíritu Santo, por las palabras del sacerdote, los convertirá en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, alimento de los santos.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La santa comunión nos lleva a participar de la santidad de Dios. De aquí nace y crece nuestro compromiso de “ser santos como Dios es santo”.
DESPEDIDA
Guía: Nos despedimos con la certeza que la santidad es parte esencial de nuestra vocación bautismal, viviéndola cotidianamente en nuestra familia, en el trabajo, incluso en nuestro descanso y entretenimiento, realizados con alegría y por amor.