Con esta obra M. Raymond inicia la trilogía titulada La saga de Citeaux y compuesta por Tres monjes rebeldes, La familia que alcanzó a Cristo e Incienso quemado. Con la denominación de «saga», el autor manifiesta su intención de trazar poéticamente la historia de la primitiva Orden Cisterciense que, con el tiempo, recibiría del monasterio de La Trappe el nombre de trapense, con el cual se conoce a los monjes blancos.
En las literaturas nórdicas, la saga es un género equivalente a la epopeya de la Europa meridional y occidental. Pero suelen carecer de protagonista individual: el héroe de la saga es un colectivo, una familia, una tribu, un pueblo.
Al narrar la historia de los creadores del Císter, M. Raymond utilizó aquel antiguo género literario, y, tomando de la vida real unos sucesos extraordinarios, les infundió un aliento poético y legendario del más alto valor emocional. Su intención, al componer la trilogía, fue divulgar la historia de los primeros cistercienses europeos del siglo XII, y la de los primeros trapenses americanos en el siglo XIX.
En Tres monjes rebeldes, Raymond inicia la narración de la leyenda del Císter, con la salida de un grupo de monjes del monasterio benedictino de Molesme, en busca de un lugar solitario en el que poder buscar a Dios con mayor autenticidad y sencillez, según la Regla de San Benito en su pureza. Los monjes propulsores de este movimiento reformista fueron: Roberto, al que se le debe la orientación más austera del monacato benedictino, Alberico, a quien se debe la primera organización de la observancia típica del Císter y Esteban Harding, el creador del organigrama de la Orden Cisterciense que la constituye como tal.
Peso | 0.450 kg |
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