Con un retiro, guiado por el Pbro. Arturo Zambrano, -trasmitido a todas las parroquias y comunidades de la Arquidiócesis a través de Radio San Bartolomé y plataformas digitales- los fieles guardaron este trascendental Viernes Santo.
A partir de las 16:00 horas se dio inicio en el centro de la ciudad colonial al tradicional Vía Crucis desde el templo “San Agustín”, el cual fue presidido por el arzobispo René Rebolledo Salinas, en compañía del Pbro. Oliver Pastén, Vicario Parroquial del Sagrario – La Merced, para finalizar con la celebración de la Pasión del Señor, a las 17:00 horas en el templo Catedral. Gran fervor manifestaron los fieles, acompañando al Señor que se encamina a su pasión y muerte.
Para Isabella Martínez, en el Vía Crucis: “Recordamos el dolor y la agonía que Jesús soportó por amor a nosotros. Al mismo tiempo siento una esperanza renovada, sabiendo que su sacrificio nos trae la salvación y la vida eterna. Cada año, el Vía Crucis renueva mi fe y fortalece mi determinación de seguir los pasos de Cristo, amando y sirviendo a los demás con compasión y generosidad”.
María Eugenia Olivares, vive el Vía Crucis desde su realidad y experiencias personales: “Me invita a reflexionar sobre mi propia vida, mis alegrías y mis luchas, y a ponerlas en perspectiva frente al sacrificio supremo de Jesús. Me recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza y redención”.
Así también en las parroquias y comunidades, celebraron el Vía Crucis reportando gran cantidad de fieles. En la parroquia “San Juan Bautista” de Coquimbo, fieles se congregaron para representar la pasión de Cristo, celebración de la que fueron parte habitantes del sector San Juan de la comuna puerto, memorando las estaciones que representan la pasión de Cristo. El párroco, Pbro. Ángel Pizarro, aprovecho la ocasión para bendecir los hogares y las familias.
En la lejana localidad de Sotaquí, los fieles se unieron para revivir el Via Crucis, recreando los pasos que Jesucristo vivió antes y durante su crucifixión. Con velas en mano y visiblemente emocionados, encarnaron los momentos más significativos de esta tradición católica. Desde el inicio hasta el final del recorrido, participaron de una profunda reflexión sobre el significado del sacrificio de Cristo. Cada estación del Via Crucis fue representada, transmitiendo la intensidad del sufrimiento y la esperanza que simboliza esta celebración. Entre cánticos, oraciones y momentos de silencio, los participantes compartieron un profundo sentido de comunidad y espiritualidad.
La memoria de la Pasión y Muerte del Señor abre a la esperanza de su resurrección gloriosa que los fieles vivirán hoy sábado 30 en la solemne Vigilia Pascual, el Domingo de la Resurrección, celebración que se extiende todos los domingos del año en las comunidades y parroquias, en la Eucaristía dominical.