“Dentro de algunas semanas – dijo el Papa Francisco en la Audiencia en el Palacio Apostólico a los participantes en la Plenaria de la primera sección del Dicasterio para la Evangelización – publicaré la Carta apostólica de convocación oficial del Jubileo 2025: espero que esas páginas puedan ayudar a muchos a reflexionar y, sobre todo, a vivir concretamente la esperanza“. En su intervención durante el segundo de los tres días de la Plenaria del Dicasterio, el Santo Padre ha destacado el «gran compromiso diario del Dicasterio en la organización del Año Santo», por el cual agradece, «seguro de que tanto esfuerzo dará sus frutos». El próximo será un Jubileo en el que deberá emerger la «fuerza de la esperanza».
La acogida de los peregrinos que llegarán a Roma de todo el mundo, ha añadido el Papa, «también deberá expresarse permitiéndoles vivir la experiencia de la fe, la conversión y el perdón». El itinerario de preparación que precede al Año Santo será ciertamente importante, como ha recordado nuevamente el Santo Padre. «No olvidemos que este año 2024 está dedicado a la oración. Necesitamos redescubrir la oración como experiencia de estar en presencia del Señor, de sentirnos comprendidos, acogidos y amados por Él».
Luego, el Papa se ha dirigido directamente a los participantes en la Plenaria, subrayando la importancia de estos tres días «para confrontarse sobre los problemas que implican a la evangelización, sobre todo si la mirada se dirige a las diferentes regiones del mundo». El Santo Padre ha dirigido su primer pensamiento a la cuestión del secularismo, una situación en la que se encuentran varias Iglesias locales, y que en algunos lugares está comportando la pérdida del sentido de pertenencia a la comunidad cristiana y en otros la indiferencia hacia la fe y sus contenidos. «Conocemos los efectos negativos que ha producido, pero este es el tiempo propicio para comprender qué respuesta eficaz estamos llamados a dar a las generaciones jóvenes para que puedan recuperar el sentido de la vida». A tal fin, añadió el Pontífice, es urgente recuperar una relación eficaz con las familias y los centros de formación. En sus palabras: «para ser transmitida, la fe en el Señor resucitado, que es el corazón de la evangelización, requiere una experiencia significativa vivida en la familia y en la comunidad cristiana como encuentro con Jesucristo que cambia la vida».
El Papa Francisco también ha hablado de la relevancia de las competencias confiadas al Dicasterio para la Evangelización. «También en relación con la cuestión prioritaria de la transmisión de la fe, os agradezco el servicio que prestáis en el campo de la catequesis. Y lo hacéis utilizando también el nuevo Directorio (…), un instrumento válido no solo para la renovación de la metodología catequética, sino diría sobre todo para la implicación de toda la comunidad cristiana». En esta misión se confía un rol específico a quienes han recibido y recibirán el ministerio de Catequista. Los otros dos temas son la espiritualidad de la misericordia, «contenido fundamental en la obra de evangelización», y la pastoral de los Santuarios, que «requiere estar impregnada de misericordia».
Luego, para concluir, el Santo Padre ha propuesto a los miembros y consultores del Dicasterio un énfasis en el estilo de la Evangelización. «Cuando la evangelización se realiza con la unción y el estilo de la misericordia, encuentra una mayor escucha y el corazón se abre con más disposición a la conversión. De hecho, somos tocados en lo que sentimos que más necesitamos, es decir, el amor puro, gratuito, que es fuente de vida nueva».